LONDRES.- El féretro de la Reina Madre fue trasladado hoy desde el Castillo de Windsor (oeste de Londres) al Palacio de St. James, situado en el centro de la capital británica, donde será velado hasta el viernes, antes de ser llevado a la Abadía de Westminster, donde los funerales tendrán lugar el 9 de abril.
En silencio, el féretro fue retirado del coche fúnebre por hombres vestidos de negro, que lo habían sacado poco más de una hora antes de la capilla del castillo de Windsor.
Varios cientos de personas, muchas vestidas de luto, se habían agrupado a lo largo de la ruta que recorrió el cortejo fúnebre.
El catafalco estaba cubierto por una bandera con el emblema de la Reina Madre, rojo, amarillo, azul y blanco, mezcla del de su esposo, el Rey Jorge VI y el de su propia familia, los Bowes-Lyon, viejo linaje de la nobleza escocesa.
El cortejo mortuorio era precedido por un gaitero que tocaba un tradicional canto fúnebre escocés.
En Londres, los restos de la Reina Madre Isabel, quien falleció el sábado pasado a los 101 años de edad, permanecerán en la Capilla de la Reina del Palacio de St. James, donde había reposado también tras su muerte, en febrero, su hija menor, la princesa Margarita.
La familia real quería una ceremonia simple para esta etapa, reservando las grandes solemnidades para los funerales.
El féretro permanecerá en el Palacio de St. James hasta el viernes. Ese día, será trasladado en procesión majestuosa, en la que participarán los varones de la familia real y 1.600 militares, hasta Westminster, donde el público podrá acudir para rendirle homenaje.
La ceremonia de los funerales propiamente dichos tendrá lugar el 9 de abril en la Abadía de Westminster, en la orilla norte del Río Támesis, donde son celebrados todos los grandes acontecimientos de la familia real británica, coronaciones, bodas, o exequias.
En tanto, la prensa británica desbordaba hoy de elogios al príncipe Carlos, por la sensibilidad con que éste evocó la víspera la memoria de su abuela.
La prensa apreció los esfuerzos del heredero del trono para contrariar una rígida educación destinada a no dejar ver los sentimientos en nombre de la dignidad de la función real.
Para sobrevivir, la Corona "necesita monarcas que estén cerca de la población. El príncipe ha demostrado una vez más que es su caso. Ha demostrado que no tiene miedo de sentir emociones ni de demostrarlo", se congratuló el Mirror.
Carlos "representó magníficamente a la Casa Windsor", escribió el Sun.