MADRID.- El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, inauguró el lunes en Madrid la II Asamblea Mundial del Envejecimiento, cuyo objetivo es expresar un compromiso de solidaridad generacional en momentos en que la población mundial envejece a pasos agigantados.
La sesión inaugural, en la que también intervino el presidente del gobierno español, José María Aznar, se prolongará hasta el 12 de abril y aglutinará a más 5.000 personas en representación de instituciones, organismos no gubernamentales y 160 países.
El secretario general de la ONU, que el lunes cumple 64 años, recordó que el mundo está atravesando una "transformación sin precedentes" y que el número de ancianos pasará en cincuenta años de 600 millones a 2.000 millones de personas.
"Esta revolución ha de plantear desafíos enormes a un mundo transformado ya por la migración y los cambios económicos", dijo Annan, agregando que se debía elaborar un plan de acción, en colaboración con las ONGs, para que los mayores contribuyan más en las sociedades.
"Algún día envejeceremos todos, si es que tenemos esa suerte, por lo tanto quisiera que viéramos a las personas de edad como parte de nuestro ser mismo en el futuro", dijo Annan.
Veinte años después de la anterior Asamblea en Viena, el gobierno español, que preside este semestre la Unión Europea, sostiene que el encuentro debe servir para actualizar los grandes principios asociados al proceso de transformación social que implica el envejecimiento de la población.
"Nos corresponde actuar a través de la educación y las políticas sociales, no sólo por la necesidad de un pacto social que haga posible la convivencia, sino porque a través de la conciencia el ser humano también se desarrolla", dijo Aznar a los delegados, que lo eligieron presidente de la asamblea.
En demasiados países los ancianos son víctimas de abusos y descuido y tienen muy pocos medios de atención de la salud o pensiones para vivir decentemente, según datos de las Naciones Unidas.
"No se trata de hacer que los mayores se sientan útiles, sino convencernos de que realmente lo son", dijo Aznar.
Hoy en día, una de cada diez personas tiene sesenta años o más, pero en el 2050, una de cada cinco sobrepasará esa edad, según datos de la ONU.
Grandes interrogantes
En un escenario como este, la UE planteará subir la edad media de jubilación de 58 a 63 años, en un contexto de múltiples interrogantes abiertos, como la futura disponibilidad de personas que cuiden de los ancianos o la cuantificación de los gastos sociales en estructuras sanitarias.
Aznar defendió la institución de la familia como base de un plan de acción sobre el envejecimiento porque "es en la familia, y a través de las relaciones generacionales, basadas en la gratuidad, donde aprendemos a valorar a las personas".
"Cuando en una sociedad no se valora la familia, no se desean hijos o no se cuida a los ancianos, tenemos serios motivos para pensar que algo no marcha bien", agregó.
Además, en un mundo caracterizado por la creciente longevidad de sus habitantes, uno de los puntos cruciales que interesa a las instituciones públicas es el futuro de las pensiones.
En este sentido, la UE sostiene que los sistemas de pensiones deben de obedecer a tres grandes criterios: la suficiencia de las prestaciones, su sostenibilidad a largo plazo y su adaptación a las nuevas formas y sistemas de trabajo.
El creciente envejecimiento de la población de los países industrializados y su consiguiente impacto sobre una menor disponibilidad de mano de obra ha suscitado también un debate social sobre si la inmigración puede y debe llenar un hueco laboral en este tipo de sociedades industrialmente avanzadas.
Actualmente, la edad media en el mundo es 26 años. El país de población más joven es Yemen, con un promedio de edad de 15 años, y el más viejo Japón, con una edad media de 41.
Para el 2050, el promedio de edad en el mundo se espera que habrá aumentado a 36 años. Los más jóvenes estarán en Níger, los más viejos en España.