CARACAS.- Los venezolanos apenas salían hoy de la confusión generada por la salida temporal del Presidente Hugo Chávez del poder, después de una secuencia de hechos que profundizaron la división del país.
Chávez afirma que su corta ausencia del gobierno fue ocasionada por una conspiración "virtual", pero los hechos señalan que la agitación de los últimos días es más real de lo que pretende reconocer del discurso oficial.
Algunos calcularon la marcha pacífica del jueves, en la que la oposición exigía la renuncia de Chávez, en más de 300.000 personas, pero los partidarios del Mandatario afirman que casi "un millón" de simpatizantes del gobierno se movilizó el sabado para pedir su retorno al poder tras una confusa detención por militares rebeldes.
El empresario Pedro Carmona, que ocupó la presidencia por unas horas después de la supuesta renuncia de Chávez, reunió el viernes a una serie de personalidades en la sede del gobierno, frente a quienes juró como presidente provisional.
Cuando el portavoz de Carmona leyó el decreto con el que asumió poderes dictatoriales y dijo que la República Bolivariana de Venezuela volvía a ser simplemente Venezuela, los presentes estallaron en un atronador aplauso.
En el grupo figuraban hombres de negocios que con su celebración ratificaron que la aversión de los empresarios hacia Chávez es tan real como la oposición creciente en la calle.
Como una mancha en lo ocurrido, muchos funcionarios y partidarios de Chávez fueron perseguidos, golpeados y hostigados por esa otra parte del país que rechaza a un gobierno que ha dado muestras de ser prepotente y de negarse al diálogo. La oposición se dejó llevar por un instante de "liberación" que condujo a represalias innecesarias.
Carmona también contribuyó con la división al designar un gabinete repleto de hombres de empresa, un cambio acelerado que el país no pudo asimilar después de tres años de Chávez hablando de la reivindicación para los pobres.
Desde el otro lado, los "bolivarianos" dieron una muestra de organización el sábado cuando realizaron una inmensa movilización para pedir el regreso del líder de la "revolución bolivariana".
Una vez reinstalado en el poder, Chávez habló de apertura y diálogo, al tiempo que descartó tomar revancha contra la fracción del país que "conspiró" contra su gobierno.
"Se ha demostrado que existe un país real y un país virtual. El real se vio ayer en las calles y el virtual estaba en la televisión. Necesitamos una oposición leal con el país", dijo Chávez.
Con los hechos, el Mandatario confirmó que cuenta con un amplio apoyo en el núcleo de poder del sector castrense, además de una popularidad todavía sólida.
Aunque Chávez prometió introducir cambios y rectificaciones en su gobierno, sus antecedentes de intolerancia hacia la disidencia no garantizan una reunificación inmediata de la nación.
"Aquí no habrá cacería de brujas, no habrá represalias, pero las cosas tiene que volver a dónde estaban, al marco institucional", resaltó mientras mostraba un ejemplar de la Carta Magna.
Un buen signo fue la remoción de la junta directiva de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que era un requisito que pedían los empleados para terminar el conflicto laboral que inició la agitación de los últimos meses.
La oposición seguramente se tomará un tiempo para reaccionar a la idea de ver nuevamente a Chávez en el poder luego de un entusiasmo efímero.
Las marchas pacíficas en las calles parecen haber agotado su potencia para sacar a Chávez de la presidencia. En dos años, la oposición tendrá la posibilidad de promover un referéndum para suspenderle el mandato mediante los votos.