ROMA.- Los sindicatos paralizaron a Italia el martes y las ciudades se congestionaron con manifestantes que ondeaban banderas en protesta por las reformas laborales propuestas por el Gobierno, en la primera huelga general realizada en el país en 20 años.
El transporte aéreo y los trenes se paralizaron y las escuelas, bancos y oficinas de correo cerraron sus puertas, mientras se detuvieron las líneas de producción en muchas de las principales compañías italianas.
"Hay una respuesta masiva a la huelga de todos los trabajadores en general, cerrando un gran número de empresas en todo el país", dijeron en un comunicado conjunto los tres principales sindicatos del país, el CGIL, el CISL y la UIL.
Los trabajadores se concentraron en el centro de diversas ciudades para escuchar mensajes de los dirigentes sindicales, que pidieron al Primer Ministro Silvio Berlusconi, desechar una reestructuración del mercado laboral que el Gobierno afirma que es necesaria para impulsar la eficiencia.
En el marco del paro de ocho horas, los sindicatos organizaron manifestaciones en Roma, Florencia, Milán y Bolonia, donde en cada una acudieron más de 200.000 personas, mientras que más de 100.000 huelguistas tomaron las calles de Turín, la sede norteña de la poderosa fabricante de automóviles Fiat.
"Este es un día extraordinario", dijo Sergio Cofferati, líder del mayor sindicato italiano, al referirse a la marcha en Florencia.
"El Gobierno y los empresarios se darán cuentan de que no nos detendremos hasta que alcancemos nuestros objetivos", afirmó.
La huelga tiene como objetivo rechazar una pequeña parte de las planeadas reformas de Berlusconi, que prevén un ajuste a la sección del código laboral italiano, el Artículo 18, que obliga a las compañías a reincorporar a cualquier trabajador que haya sido despedido sin "causa justa".
La mayoría de los economistas sostiene que los propuestos cambios son moderados y argumentan que Italia necesita medidas más duras para hacer más flexible el mercado laboral. Los sindicatos dicen que el Artículo 18 es la piedra angular de los derechos de los trabajadores italianos y, por lo tanto, no puede ser tocado.
Desafío al "empleo de por vida"
Las compañías italianas han encontrado que es casi imposible despedir a personal sin entrar en complejas negociaciones con los sindicatos, lo que ha creado una mentalidad de "empleos de por vida" que el Gobierno afirma que ha estrechado el mercado laboral y frenado el desarrollo industrial.
La estaciones de trenes estaban desiertas desde primeras horas de la mañana, cuando sólo se observaban ingenuos extranjeros esperando por un tren que no llegaba. "Nos veremos mañana", dijo un vendedor de boletos a un decepcionado turista español en la estación central de Roma.
A poca distancia, los manifestantes ondeaban banderas rojas de la central sindical CGIL marchando en las calles, mientras helicópteros de la policía sobrevolaban el lugar. "Los derechos no se despojan, se amplían", decía una pancarta, al tiempo que los trabajadores gritaban a coro: "Berlusconi, estás despedido".
Mientras casi la mitad de los 11,2 millones de miembros de los principales sindicatos son jubilados, se esperaba que la huelga paralice un cuarto de la población laboral activa del país.
La Fiat dijo que casi el 50 por ciento de su personal no acudió a su trabajo el martes. Los sindicatos dijeron que el 90 por ciento de los trabajadores del gigante industrial dejaron de lado sus herramientas durante la huelga.
Las compañías pequeñas con personal no vinculado a los sindicatos y las tiendas no fueron afectados por la paralización de actividades.
Aunque la huelga paralizó temporalmente buena parte de Italia, los analistas esperan que la situación retorne rápidamente a la normalidad.
"Esta es una pieza teatral que servirá para recordar a los sindicatos que tienen voz y esperamos que al día siguiente se reanuden las negociaciones", dijo James Walston, un profesor de política italiana en la Universidad Americana en Roma.
Berlusconi, cuya coalición de centro derecha llegó al poder al año pasado con el compromiso de modernizar a Italia, ha dicho que impulsará sus reformas laborales pese a la huelga.
El paro comenzó oficialmente el lunes, con periodistas y tipógrafos de prensa que iniciaron una huelga de 24 horas para asegurar que los periódicos no salieran el martes.
Los únicos diarios que aparecieron fueron el Il Giornale, dirigido por un hermano de Berlusconi, y Il Foglio, propiedad de un aliado clave del Primer Ministro.