WASHINGTON.— Si bien la Casa Blanca admitió contactos previos con opositores al régimen, el Gobierno del Presidente George W. Bush rechazó este martes versiones de que tras bambalinas se alentó el efímero derrocamiento del Presidente venezolano Hugo Chávez.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, señaló que en reuniones con líderes venezolanos, en los últimos meses, funcionarios estadounidenses plantearon un mensaje sin ambivalencias.
"Nuestro mensaje ha sido consistente: la situación política en Venezuela es una que los venezolanos deben resolver pacíficamente, democráticamente y constitucionalmente... Le dijimos explícitamente a los líderes de la oposición que Estados Unidos no apoyaría un golpe", afirmó.
Fleischer fue abrumado por preguntas acerca de una versión del diario "New York Times" de que altos funcionarios del gobierno de Bush se reunieron con miembros de la coalición que ayudó a deponer a Chávez y que estuvieron de acuerdo con estos en que Chávez debía ser depuesto.
El matutino dijo que un alto oficial sugirió que los venezolanos utilizasen medios constitucionales para lograr tal objetivo, como por ejemplo un plebiscito. No se pudo determinar si el funcionario citado por el Times expresaba la política oficial de la Casa Blanca o la suya propia.
Fleischer dijo que no sabía si hubo una insinuación implícita de que se apoyaría un golpe.
El Pentágono transmitió el mismo mensaje al militar venezolano de mayor rango, informaron fuentes de defensa.
Preguntada sobre si los militares estadounidenses dieron apoyo logístico o de inteligencia a los alzados, la vocera del Pentágono Victoria Clarke afirmó que "no estoy al tanto de eso".
"Puedo afirmar enfáticamente que tuvimos a alguien ... quien se reunió recientemente con el jefe militar y le dijimos muy, muy claramente que la intención de Estados Unidos era apoyar a la democracia, los derechos humanos, y que de ninguna manera nosotros íbamos a apoyar golpes ni ninguna acción extraconstitucional", dijo Clarke este martes en conferencia de prensa.
La personera agregó que la misiva fue entregada por Roger Pardo Maurer, subsecretario de defensa a cargo del hemisferio, en una reunión con el general venezolano Lucas Rincón. Agregó que ignoraba cuál era el objetivo principal de esa reunión y cómo llegó a hablarse de golpes.
Chávez fue derrocado el viernes por mandos militares tras las violentas manifestaciones callejeras contra su gobierno, pero fue restaurado el domingo después de multitudinarias protestas de sus partidarios.
Estados Unidos mira con recelo desde hace tiempo a Chávez, especialmente debido a su amistad con Cuba, Irak, Libia e Irán.
Pese a la insistencia norteamericana de que las naciones del hemisferio occidental sigan los procedimientos democráticos, el gobierno de Bush no protestó cuando Chávez fue derrocado el viernes.
Aunque los líderes latinoamericanos condenaron el golpe, el Departamento de Estado dijo que Chávez era el culpable de su suerte.
Las respuestas de Fleischer durante la reunión informativa no indicaron si el gobierno de Estados Unidos favorece la idea de un plebiscito como medio para poner fin al gobierno de Chávez.
No fue posible obtener aclaraciones inmediatas de la Casa Blanca al respecto.
Tras la restauración de Chávez, el gobierno se sumó a la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) que condenó "la alteración del orden constitucional en Venezuela".
El lunes, tanto Chávez como el gobierno norteamericano restaron importancia a las conjeturas sobre la participación de Washington en el golpe.
El senador Jesse Helms, principal republicano del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, afirmó que las amenazas a la democracia venezolana y a su constitución comenzaron mucho antes de los acontecimientos de este fin de semana.
"Insto personalmente al señor Chávez a aprovechar esta segunda oportunidad de promover un poco mejor que antes los principios de la democracia", dijo Helms.
El senador Christopher Dodd observó que, a diferencia de los Estados Unidos, la vasta mayoría de los gobiernos del hemisferio denunciaron las gestiones inconstitucionales por derrocar a un gobierno electo libremente.
"Estoy extremadamente disgustado de que, en lugar de encabezar el esfuerzo por reafirmar el compromiso de la región con los principios democráticos expresados en la carta de la OEA, los Estados Unidos sólo se sumaron tardíamente a la respuesta de los otros miembros de la OEA ante la crisis venezolana", declaró.