BUENOS AIRES.- Un nuevo cacerolazo sacudió este sábado la capital argentina y otras grandes ciudades del país, con vecinos y desocupados que manifestaron contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el modelo económico.
Ahorristas enfurecidos por tener su dinero bloqueado en los bancos, con el agravante de un feriado bancario y cambiario decidido el viernes "por tiempo indeterminado" a partir del próximo lunes, manifestaron en varios barrios porteños y convergieron en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno custodiada por una fuerte presencia policial.
El espontáneo batir de cacerolas la noche del 19 de diciembre de 2001 precipitó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa (1999-2001) un día después y llevó por igual camino a su sucesor, el peronista Adolfo Rodríguez Saá que se calzó la banda presidencial sólo por una semana a fines de 2001.
Desde entonces, el cacerolazo se convirtió en modalidad de protesta, impulsada por ahorristas frente a los bancos y por las asambleas vecinales.
Una de las primeras columnas en llegar a Plaza de Mayo al caer la noche del sábado la integraban decenas de hombres y mujeres portando un gran cartel que decía "Ahorristas estafados" y una bandera con la leyenda "Bancos ladrones".
El Bloque Piquetero Nacional, que agrupa a desocupados, anunció que marchaba junto a los vecinos "a cuatro meses de la rebelión popular que acabó con el gobierno de De la Rúa y (su ministro de Economía Domingo) Cavallo".
La movilización de vecinos y desocupados es en respuesta al "Gobierno de (Eduardo) Duhalde, que descarga cada una de las exigencias del FMI tendientes al más brutal de los ajustes sobre el pueblo, capaz de acarrear 400.000 despidos en las provincias, a la quiebra del sistema bancario, con sus secuelas de despidos, recesión y confiscación económica de los ahorristas", continuó el Bloque Piquetero.
Este nuevo cacerolazo se da en medio de la peor crisis económica de Argentina en cien años, con 22% de desocupación y casi la mitad de sus 36 millones de habitantes en la pobreza.
Esta semana, varias provincias argentinas fueron sacudidas por huelgas de empleados públicos con toma de oficinas gubernamentales y manifestaciones callejeras con enfrentamientos con la policía.
