PARIS.- Tras su desplome en la primera vuelta de las Presidenciales, la izquierda tendrá que apoyar al neogaullista Jacques Chirac para parar al ultraderechista Jean-Marie Le Pen en el duelo final y ver cómo se reconstruye de cara a las Legislativas.
Todavía aturdidos por el revés electoral de ayer, que priva a la izquierda de participar en la segunda vuelta presidencial por primera vez desde 1969, algunos miembros destacados de la llamada "izquierda plural" han instado ya a votar a Chirac, a fin de que Le Pen no pueda acceder al Elíseo.
La izquierda, haciéndose cruces por tener que votar a Chirac y pedir que se le apoye, asume su responsabilidad para salvaguardar la República y frenar a la extrema derecha, aunque atribuye parte de su ascenso al discurso del presidente sobre la inseguridad en Francia, que ha hecho brotar el miedo entre la población.
Aunque su principal tarea ahora es parar a Le Pen, la izquierda mira más allá y se plantea cómo recomponerse para las Legislativas de junio próximo.
El gran derrotado, el Primer Ministro y candidato socialista Lionel Jospin, al que las encuestas colocaban hasta el último momento en segunda posición, ya aludió anoche a que "la dispersión de la izquierda" y "la demagogia de la derecha" han hecho posible el duelo Chirac-Le Pen.
Jospin, quien perdió siete puntos sobre sus resultados en la primera ronda de las presidenciales de 1995 (23,3 por ciento frente al 16,07%), asumió la responsabilidad de este "fracaso" y anunció su retirada de la vida política tras la segunda vuelta de las votaciones al Elíseo.
Hoy, el buró nacional del Partido Socialista, con Jospin a la cabeza, estudiaba su posición ante la segunda vuelta del 5 de mayo y comenzaba a preparar las Legislativas.
Según los analistas, a la "izquierda plural" le ha costado cara su coalición gubernamental y, en concreto, Jospin se ha visto perjudicado por la dispersión de candidatos de la misma, al margen del auge de los extremismos de derecha e izquierda y la abstención récord (un 27,6%) como reflejo de la desilusión popular con la clase política.
Precisamente, la izquierda confía para las legislativas en esos ciudadanos que ayer no acudieron a las urnas y en el estupor por el sorprendente progreso del ultraderechista Le Pen.
Así, espera superar el derrumbe de las presidenciales: en conjunto, los candidatos de la "izquierda plural", sin contar al "republicano" y ex ministro de Jospin Jean-Pierre Chevenement, no llegaron al 27 por ciento de los votos.
Jospin obtuvo un 16,07%, el Verde Noel Mamere un 5,27%, el comunista Robert Hue un 3,41% y la radical de izquierdas Christine Taubira el 2,15% de los sufragios.
Pero Jospin no es el único líder izquierdista vapuleado, pese a registrar los peores resultados de un candidato socialista a la Presidencia desde 1969 y perder 11 puntos en su feudo de Cintegabelle (sur de Francia) respecto a 1995.
Hue, presidente del Partido Comunista Francés (PCF), con el 3,41% de los votos batió los mínimos de su fuerza política en unas presidenciales (por primera vez se bajó de los 2 millones de votos, a los actuales 950.000) y ve peligrar el futuro de su formación.
Mamere, aunque supera el 3,3 por ciento de su antecesora Dominique Voynet, se queda prácticamente a la mitad del 9,7 por ciento conseguido por los Verdes en las elecciones europeas de 1999.
Entonando un "mea culpa", Mamere, que pide el voto para Chirac, opina que "es el conjunto de la izquierda, de toda la izquierda, el que ha sido severamente castigado porque no ha dado respuestas eficaces a las desigualdades, a la precariedad y a la injusticia que minan nuestra sociedad".
También Hue alude a "la laxitud, las insatisfacciones, las decepciones, las frustraciones y las iras" de los ciudadanos.
A este desmoronamiento de la izquierda ha contribuido no sólo el auge de la ultraderecha, sino también el de la extrema izquierda, que por primera vez en la historia ha alcanzado el 10,5 por ciento sumando los votos de los tres candidatos trotskistas.