Los Pinos, 22 de abril de 2002.
Con relación a la información divulgada hoy por el Jefe de Estado de Cuba, el Gobierno de México hace las siguientes precisiones:
1. El Gobierno de México aclara que la conversación indebidamente divulgada por el Presidente de Cuba, habla por sí misma, ya que el Presidente Fox en ningún momento le pidió a su contraparte que no asistiera a la Cumbre de Monterrey, a pesar de los problemas de seguridad y logística que implicaba un anuncio de último minuto.
2. El Gobierno de México considera inaceptable que las autoridades cubanas hayan violado la privacidad de la conversación entre ambos Mandatarios, rompiendo con ello un acuerdo de confianza y de buena fe.
3. El Gobierno de México no graba ni divulga el contenido de conversaciones, mucho menos las previamente pactadas como privadas.
4. Como la misma grabación cubana muestra, el Presidente de Cuba aceptó las modalidades de participación convenidas, mismas que en cualquier momento y en todo su derecho, hubiera podido rechazar. Al término de la conversación, ambos Mandatarios se despidieron "como amigos".
5. Como se demuestra en la conversación, México no recibió sugerencia o presión alguna que condicionara la participación del Presidente de Cuba en Monterrey. El Presidente Fox se limitó a pedirle a su contraparte cubana la mínima cortesía para con los demás invitados, del mismo modo que solicitó a los otros participantes la misma cortesía para con el Presidente cubano.
6. Por el contrario, el único gobierno que ejerció presión sobre México para determinar su voto en Ginebra sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, fue el de La Habana.
7. Los términos de la relación entre México y Cuba son determinados exclusivamente por los mexicanos. Es inadmisible que el gobierno de La Habana siga buscando inmiscuirse en debates internos de nuestro país, que sólo competen a los mexicanos.
8. El Gobierno de Cuba hace evidente que la democracia impera hoy en México. Es cierto que en México los críticos del gobierno tienen acceso a los medios masivos de comunicación para criticar al régimen. Es cierto que en México hay partidos de oposición que discrepan de la postura del gobierno.
Es cierto que en México hay separación de poderes y un Congreso independiente que le exige determinadas posturas al Ejecutivo. Es cierto que lo opositores del Gobierno mexicano pueden viajar libremente a Cuba y reunirse con quienes ellos deseen. Es cierto que México está abierto al escrutinio externo en derechos humanos y le da la bienvenida. Es cierto que en México, como en la mayoría de las democracias del mundo, la grabación de conversaciones telefónicas sin el conocimiento y consentimiento de las partes está prohibida. En Cuba hoy nada de esto es cierto. Los mexicanos lo lamentamos.
El Gobierno de México, independientemente de anécdotas y episodios como éste, continuará con sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba, con el mismo respeto que a México le merecen todos los países con los que mantiene relaciones.
Frente a la mentira y a la ofensa externas, es momento de unidad de todos los mexicanos, por encima de ideologías e intereses partidistas.