JERUSALEN.- Un ataque palestino contra el asentamiento judío de Adura, en el distrito cisjordano de Hebrón, ha causado hoy sábado cinco muertos y doce heridos, entre ellos dos niños, informó la radio israelí.
El ataque se produjo cuando, al parecer, dos palestinos se infiltraron en ese asentamiento situado a 10 kilómetros al noroeste de la ciudad autónoma de Hebrón, y entraron en una casa y dispararon contra una familia, acción que repitieron en una segunda vivienda.
La televisión israelí aseguró que los dormitorios de las dos casas presentan impactos de balas, aunque no mostró las imágenes.
Una mujer que se encontraba con sus dos hijos en una de las viviendas del asentamiento, mientras su marido había salido temprano a rezar, fue alcanzada por las balas de los atacantes palestinos, añadió la fuente.
El Ejército llegó minutos después de ataque y, a pesar efectuar registros casa por casa, no logró detener a los autores de los disparos que, al parecer, lograron abandonar el asentamiento judío.
Seis heridos, cinco de ellos leves, entre ellos dos niños, y uno de mediana gravedad, fueron trasladados en un primer momento al Centro Médico Barzilai, en Ashkalón.
Los otros seis, dos de ellos graves y el resto de mediana gravedad, recibieron en Adura los primeros auxilios y fueron evacuados después en ambulancias a diversos hospitales.
Los accesos a la ciudad de Hebrón han sido cerrados por el Ejército israelí, que impide el paso a los periodistas.
Este ataque es el primero que se registra en dos semanas, tras el atentado suicida en una estación de autobuses de Jerusalén y ha sido perpetrado horas después de que el Ejército se retirara de la ciudad cisjordana de Kalkilia.
El distrito de Hebrón no fue especialmente atacado en la ofensiva "Muro de defensa" que durante tres semanas llevó a cabo el Ejército de Israel en Cisjordania.
El ministro israelí Tzachi Hanegbi aseguró tras el ataque que "la guerra contra el terror no ha terminado".
Mientras tanto, israelíes y palestinos tratan de resolver la situación en la Basílica de la Natividad de Belén y en la propia Múkata en Ramallá, donde permanece confinado el presidente palestino, Yaser Arafat, desde 3 diciembre pasado y estrechamente cercado desde el 29 de marzo.
El jefe de la delegación palestina, Salah Tamari, se ha reunido esta mañana con Arafat para recibir instrucciones sobre la propuesta final de Israel para resolver la crisis del santuario cristiano.
El Gobierno israelí exige que seis de los hombres que se refugiaron en la Basílica el pasado 2 de abril, sean desterrados dos a Gaza y los otros cuatro, fuera de los territorios palestinos a países como Jordania, Egipto o Qatar.
Aunque la delegación palestina defiende que los seis sean enviados a la franja de Gaza, la propuesta israelí es inamovible.
Tamari aseguró ayer que la evacuación de civiles ha sido paralizada por la parte palestina, que no admite que cada persona que sale del templo sea detenida por el Ejército, como ocurrió con los nueve adolescentes palestinos que abandonaron la Basílica anteayer.
Más de 200 palestinos, incluidos unos 30 milicianos armados, permanecen dentro del recinto cristiano junto a unos treinta frailes franciscanos, cercados por el Ejército de Israel.
Las condiciones de supervivencia en el interior del templo se deterioran a medida que pasan los días ya que no hay comida, ni medicinas ni suficiente agua para los cercados.