RAMALLA, Cisjordania.- Vehículos blindados israelíes abandonaron hoy el cuartel general del líder palestino Yasser Arafat, dando fin a un confinamiento de cinco meses que podría reabrir eventualmente las puertas para el diálogo en el Medio Oriente.
La retirada se produjo junto a la entrega de seis palestinos que fueron trasladados a una cárcel de Cisjordania, escoltados por tropas estadounidenses y británicas.
Estados Unidos logró mediar el acuerdo entre ambas partes. Sin embargo, tanto israelíes como palestinos se mantienen distantes en asuntos más espinosos, como el cese al fuego y la vuelta a las negociaciones de paz.
Se espera que Arafat se quede en sus oficinas hasta que los israelíes abandonen completamente Ramallá por la noche del miércoles o durante el transcurso del jueves. Asimismo, Arafat estará en territorio palestino en los próximos días.
Sin embargo, el líder palestino aprovechó la retirada israelí para hacer su primera aparición pública, en la cual tildó de "terroristas" a los soldados israelíes que asedian la Basílica de la Natividad de Belén.
Arafat afirmó que el Ejército israelí intenta dar el asalto al lugar santo donde unos 180 palestinos, algunos armados, están refugiados desde el 2 de abril.
"¡Es inaceptable!", protestó Arafat, visiblemente cansado, ante los periodistas que lo interrogaban en su cuartel general.
"Inaceptable para los palestinos, para los árabes, para los musulmanes, para los cristianos, para las Naciones Unidas, para Estados Unidos, para Rusia", añadió, y calificó a los soldados israelíes de "terroristas, nazis y racistas".
"No quiero hablar de destrucciones. Sólo quiero hablar de la Basílica de la Natividad", aseguró muy enfadado el presidente palestino, quien según su asesor, Nabil Abú Rudaina, no tiene intención de abandonar los territorios palestinos "pues se va dedicar a solucionar la crisis de Belén".
"Es un gran crimen", dijo el presidente y abandonó la sala sin responder a las preguntas de los reporteros, mientras en la ciudad cisjordana comenzaban las celebraciones por la libertad del "rais".
Encabezados por tres vehículos blindados de Israel, el convoy con los presos palestinos viajó en una sola fila mientras se alejaba de los cuarteles de Arafat, cubiertos de automóviles aplastados y edificios chamuscados. Los vehículos llegaron a una cárcel en Jericó, poblado cisjordano bajo control palestino, a 35 kilómetros de distancia.
Israel acordó en principio el domingo liberar al dirigente palestino, luego de cinco meses de cada vez más estricto confinamiento, primero dentro del territorio de Ramallá y luego sus cuarteles, para terminar finalmente en unas cuantas habitaciones de su edificio de oficinas.
Según un acuerdo con Estados Unidos, los seis prisioneros serán vigilados en Jericó por custodias estadounidenses y británicos. Israel había demandando inicialmente su custodia, pero aceptó la propuesta hecha por el Presidente estadounidense, George W. Bush.
Los seis prófugos se refugiaron en la sede de Arafat, junto con otras 300 personas, desde la invasión israelí del 29 de marzo. En un consejo de guerra en el que varios policías hicieron de jueces, cuatro de ellos fueron convictos de asesinar en octubre al ministro de Turismo israelí, Rehavam Zeevi.
Los otros dos son Ahmed Saadat, líder de una facción de la Organización para la Liberación de Palestina que realizó el asesinato, y Fuad Shobaki, presunto cabecilla de un embarque de armas palestinas interceptado por la marina israelí en enero.
Previamente, en la Franja de Gaza murieron cuatro palestinos por disparos israelíes, entre ellos una niña de dos años.
Testigos palestinos dijeron que los tanques dispararon sus ametralladoras y cañonearon un barrio cercano, matando a una niña de dos años y un hombre sordomudo, que se encontraban en sus casas. Los palestinos indicaron que los tanques se dirigieron luego al campamento de refugiados de Rafah, y en un tiroteo subsiguiente murieron dos palestinos.
Los militares dijeron que los soldados israelíes vieron a los palestinos que activaron la bomba junto a la carretera, les dispararon e hirieron a uno de ellos. Un segundo atacante fue capturado, dijo el Ejército, y negó que sus fuerzas dispararan cañonazos desde los tanques contra viviendas civiles.
En Belén, un niño palestino de 11 años murió y otros dos resultaron lesionados de gravedad a consecuencia de una misteriosa explosión cerca de una estación de policía palestina. El Ejército dijo que investigaba el incidente.