WASHINGTON.- Las Torres Gemelas de Nueva York soportaron el impacto de dos aviones, pero se derrumbaron por el calor infernal de unos 1.100 grados centígrados que generó el incendio, según un informe de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE).
Siete meses después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, un grupo de 25 expertos presentaron ante una audiencia del Comité de Ciencias de la Cámara de Representantes sus recomendaciones para prevenir otras catástrofes similares.
"Estamos aquí porque la única manera de seguir adelante es entender aquello que en ese día fue totalmente incomprensible", dijo el legislador republicano Sherwood Boehlert.
Consciente de que nada podría proteger completamente a un rascacielos de un atentado terrorista, la ASCE ofreció, sin embargo, un plan de acción para mejorar los sistemas estructurales de edificios, su material contra incendios, protección de columnas, sistemas de rociadores de agua y escaleras de escape más resistentes.
La ASCE recomendó además, más fondos federales para una mayor investigación de la catástrofe y para fortalecer la cooperación entre los sectores público y privado en asuntos de seguridad nacional. El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) continuará la investigación examinada hoy.
El ingeniero Gene Corley presentó el análisis que se basó en una extensa revisión de los videos, fotografías y modelos computerizados tomados de la tragedia, de los escombros y hierros retorcidos en la llamada "zona cero", además de entrevistas con testigos.
En total, más de 1.400 personas perecieron en la torre norte, la última en caer, y 600 en la torre sur, que recibió el primer impacto.
Los expertos explicaron cómo sucedió el "colapso progresivo" que conllevó al desmoronamiento de ambas torres, construidas en los años 60 y que se suponía estaban hechas a prueba incluso del impacto de un Boeing 707, el más grande de su época.
El calor generado por la explosión de los miles de litros de combustible que transportaban los dos Boeing 767 secuestrados, bastó para debilitar las columnas de acero y arrasar con todo en los pisos superiores de ambas torres, indica la ASCE.
Las Torres Gemelas, consideradas una joya de la arquitectura y la ingeniería, se convirtieron en blanco perfecto de terroristas, que ya habían perpetrado un ataque con bomba en 1993.
Cuando las torres se derrumbaron, en una mañana con máxima visibilidad, había alrededor de 14.000 personas en su interior, muchas menos de las 40.000 que habitualmente ocupaban los edificios por asuntos de negocios o de turismo.
El informe destaca el daño devastador sufrido por el material a prueba de incendios que forraba la principal armadura de acero de los edificios; de las columnas de soporte y de las paredes cubiertas de yesos y mampostería sin mortero, que se desmoronaron por el intenso calor.
La explosión causada por los aviones, que iban cargados al tope de combustible, desencadenó una serie de bolas de fuego que fueron alimentándose de la misma gasolina que se esparció por ambos edificios. Además, el sistema de extintores de agua no llegó a entrar en funcionamiento para sofocar las llamas.
Desprovisto de la protección del material contra incendios, el acero comenzó a derretirse y a desplomarse bajo el peso de los pisos superiores al punto de impacto.
Uno a uno, los pisos se desplomaron en cascada, algo jamás previsto por los arquitectos e ingenieros que diseñaron las torres.
La experiencia aleccionadora de los atentados, que mantiene a Estados Unidos en estado de alerta, hace pensar a los ingenieros que en el futuro el Gobierno debe mejorar los materiales de construcción, para que éstos no puedan desprenderse de la armadura que protegen.
El Comité de Ciencias tiene previsto votar para fin de mes un proyecto de ley que incorpore algunas de las recomendaciones de la ASCE y de diversas agencias federales.
Aunque ningún experto pudo ofrecer garantías contra otro atentado terrorista, la ASCE ha renovado, con las causas exactas del siniestro y en su comparecencia ante el Congreso, el debate sobre los edificios del futuro.