BUENOS AIRES.- El gobierno argentino anunció el lunes que los precios al consumidor registraron en abril su mayor aumento en 11 años, empujados por la brusca depreciación de la moneda local, el peso.
La inflación minorista en el cuarto mes de este año fue de 10,4 por ciento, para un acumulado desde enero de 21,1 por ciento.
En tanto, los precios mayoristas se dispararon 19,7 por ciento en abril y ya llevan este año un incremento de 60,7 por ciento.
La primera consecuencia directa del peak inflacionario, que se suma al congelamiento en los salarios, es el aumento de la población que vive bajo la línea de pobreza y que el gobierno calculó aumenta mensualmente a un ritmo de 100.000 personas sobre una población de 36 millones.
Actualmente, casi la mitad de los argentinos está en la pobreza y más de 5 millones están desempleados o subempleados.
Para el Presidente argentino, el peronista Eduardo Duhalde, el fuerte aumento de los precios es el efecto no deseado de su decisión en enero de devaluar al peso, que desde entonces perdió cerca de 70 por ciento de su valor sin dar los bríos necesarios a la economía para dejar atrás cuatro años de estancamiento.
La profundización de la crisis económica -la peor en la historia del país- también está horadando la frágil base de apoyo del gobierno, que se asienta sobre un pacto entre las distintas facciones de un peronismo que parece no está dispuesto a atar su suerte a la del mandatario, según analistas.
Sin un plan económico visible, Duhalde puso todas sus fichas en la devaluación y en un demorado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para obtener asistencia financiera que permita comenzar a reconstruir la economía.
El gobierno se ha negado sistemáticamente a establecer un régimen de control de precios para frenar el encarecimiento del costo de vida, a pesar de los reclamos de las asociaciones de defensa del consumidor.
Según estos organismos, el índice de precios minoristas no refleja cabalmente las alzas registradas en la canasta de bienes básicos, debido a que tiene un alto componente de servicios, los que fueron congelados por el gobierno tras la devaluación.
Estas asociaciones estimaron una subida promedio de 35 por ciento en los precios minoristas de abril para la canasta básica.
Un sondeo de la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias, que reúne a pequeños comercios de todo el país, concluye que rubros sensibles como el del aceite, quesos y manteca, registraron alzas que van desde el 88 por ciento al 162 por ciento desde enero.
El alza de los precios al consumidor de abril es la mayor desde marzo de 1991, poco antes de que Argentina implementara un sistema de cambio fijo, de uno a uno del peso frente al dólar, que le permitió gozar de estabilidad de precios hasta que fue derogado en enero pasado.