JERUSALEN.- El enviado del Papa, cardenal Roger Etchegaray, presidirá mañana, domingo, una misa concelebrada en la Iglesia de Santa Catalina, en el recinto de la Basílica de la Natividad de Belén, por la liberación del santuario cristiano, declararon fuentes de la orden franciscana.
La orden franciscana, que es la custodia de los Santos Lugares y que mantuvo durante el asedio israelí a 19 frailes y cuatro monjas mínimas, también franciscanas, en el interior del santuario, ha cursado una invitación a la comunidad cristiana de Tierra Santa para que atienda la misa, en agradecimiento "al Señor y a la Virgen", por la liberación de la Basílica.
Al cardenal Etchegaray, que viajó a Tierra Santa la semana pasada para mediar en la "crisis de la Natividad", le fue impedido el paso a la ciudad bíblica de Belén y el Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, se negó a recibirlo.
La iglesia de Santa Catalina, aneja a la Basílica, ’’está limpia porque los frailes instalaron unos barrotes para impedir el acceso de los palestinos’’, dijo a EFE el superior del convento de San Salvador en Jerusalén, el español padre Artemio Vítores, natural de Palencia.
Sin embargo, el interior de la Basílica de la Natividad que cobijó, según la tradición cristiana, el nacimiento de Jesús, está sucia y llena de basura tras 38 días de permanencia de unos 160 palestinos en su interior.
Las autoridades eclesiásticas se han quejado del comportamiento de la decena de pacifistas, que lograron introducirse hace una semana en la Basílica, ya que "han fumando, bebido y otras cosas" en el templo y eso "hiere sensibilidades en el mundo cristiano", dijeron.
Las tropas israelíes que cercaron desde el pasado 2 de abril hasta ayer, viernes, la Basílica de la Natividad, que es una de las iglesias más antiguas del mundo, agradecieron ayer a los frailes franciscanos su actitud durante el asedio.
"Al menos es un gesto", afirmó el padre Vítores, quien añadió que "si no hubiera sido por la presencia de los frailes, lo más probable es que israelíes y palestinos se hubieran enfrentado y finalmente, producido el asalto a la Basílica".
Entre los frailes franciscanos "milagrosamente" no se ha registrado ningún herido, ni muerto, a pesar de que se han encontrado varios impactos de bala en sus habitaciones, en los pasillos del convento y por supuesto, volaron la mayoría de los cristales de las ventanas de las celdas franciscanas.
El ya popular Ibrahim Faltas, el franciscano egipcio de 38 años, que durante el asedio se encargó de acompañar la evacuación de heridos, cadáveres y de los propios palestinos que ayer fueron liberados, fue tiroteado sin consecuencias cuando intentaba hablar por su teléfono móvil cerca de la ventana en busca de mayor cobertura, dijo Vítores.
Otro fraile brasileño recibió "un buen susto" cuando se lavaba los dientes y "de pronto le estalló el lavabo por un proyectil", agregó.
Durante el cerco, un anciano sacerdote melquita (griego católico) fue detenido e interrogado durante cinco horas por el Ejército.
El anciano sacerdote logró camelarse a las tropas israelíes para que le dejaran recoger, de vez en cuando, hierbas y plantas del huerto, sin que le dispararan como ya lo hicieron contra un palestino que resultó muerto mientras recolectaba habas.
Sin embargo, el sacerdote fue sorprendido junto a la tapia del huerto recogiendo latas de sardinas y paquetes de arroz que otro sacerdote le lanzaba desde el exterior para ayudar al mantenimiento de los asediados.
El sacerdote fue liberado tras comprobar el Ejército que ’’las latas contenían sólo sardinas y los paquetes arroz, aunque sufrió un largo interrogatorio, explicó Vítores.
Entre los franciscanos y los griegos ortodoxos "también se practicó el ecumenismo", ya que durante la Pascua ortodoxa unos y otros se intercambiaron latas de sardinas por huevos, que para los griegos estaban prohibidos.
Franciscanos, greco-ortodoxos y armenios, todos ellos cristianos y custodios de la Basílica de la Natividad, han defendido con su tesón secular la presencia cristiana en la iglesia, construida en el siglo IV por el emperador Constantino el Grande y que resultó también incólume ante las invasiones de persas y musulmanes.