RIO DE JANEIRO.- Hace pocas semanas Brasil se congratulaba por un creciente superávit comercial, que se agregaba a la inflación bajo control y a una tranquilidad interna que contrastaba con la turbulencia de algunos de sus vecinos.
¿Por qué entonces Morgan Stanley, Merryl Linch, Santander y otras entidades financieras han enfriado sus recomendaciones de inversión y han sacudido al mercado de valores y derribado el real a sus niveles mas bajos en meses?
La respuesta, para algunos inversionistas, la tienen las encuestas desde hace meses: el resultado de las elecciones puede no ser el que ellos quisieran.
Los sondeos de opinión asignan una persistente ventaja a Luiz Inacio Lula da Silva, o simplemente Lula, como es mas conocido. El ex líder metalúrgico surgió a la vida pública desafiando a la dictadura militar que regía Brasil en los años de 1970 y principios de 1980 y fue puntal de la formación del Partido dos Trabalhadores, la fuerza política mejor organizada de Brasil.
Lula ha tenido por meses una simpatía del 35 al 40% de los encuestados, en tanto que José Serra, el ex ministro de Salud escogido por el presidente Fernando Henrique Cardoso para sucederlo, yace distante, con el 16 al 20% de las preferencias.
A Serra se lo ve como el continuador de la política libre-mercadista de Cardoso, en tanto que Lula es todavía una carta por descubrir.
"Cuando los inversionistas piensan en él no pueden evitar mirar atrás", dijo David Fleischer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.
"Ellos lo asocian con las huelgas de hace 20 anos, con sus posiciones radicales de 1989, y sus actitudes anti-reforma de 1994. Es verdad que ha cambiado, pero ellos no piensan así".
Pero no todos responsabilizan al "factor Lula" por el pesimismo de los bancos. Antonio Delfim Netto, ex ministro de finanzas durante la dictadura militar y uno de los analistas mas leídos de Brasil, dice que la verdadera causa del pesimismo es otra.
"El crecimiento del Producto Interno Bruto será mediocre", escribió hace poco. "La inflación será mas alta de la de nuestros socios comerciales mas próximos. Los intereses para los créditos privados continuarán siendo los mas altos del mundo".
Empero, hay quienes ven con inquietud un posible triunfo de Lula.
En su primer intento, en 1989, el entonces presidente de la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, Mario Amato, dijo que 800.000 empresarios se irían de Brasil si Lula ganaba. Estuvo cerca, y perdió ante Fernando Collor de Mello, a quien el congreso enjuició por corrupción y tuvo que renunciar tres años después.
En 1994 y 1998, Lula sucumbió ante la aplanadora de Cardoso y su plan estabilizador de la moneda.
Estos días, Lula vive una luna de miel con los sondeos. Su tasa de desaprobación es del 38,8%, frente al 46% de Serra. Es la mas baja entre todos sus contendores.
Encima de todo eso, se ha beneficiado con las denuncias de "comisiones" que habría pedido un director de campaña de Serra cuando se postulaba para senador.
Los analistas dicen que los temores sobre Lula son irracionales. Las amenazas de suspensión de pago de la deuda externa que hizo en otras campañas son ahora palabras de bienvenida a las inversiones extranjeras y al libre comercio "con resguardo de los intereses de Brasil".
Paulo Albuquerque, presidente del Comité de Economía de la Cámara Americana de Comercio de Sao Paulo, dijo que los bancos que rebajaron los puntos de Brasil estaban "mal informados" sobre la madurez democrática de este país y que desconocían los fundamentos y las potencialidades de la economía brasileña. "Estoy convencido que los integrantes del nuevo gobierno mantendrán los compromisos asumidos por Brasil", dijo.
Los líderes del PT ven al tiempo como un aliado para disipar incertidumbres.
"Hay aun mucho tiempo por delante. A medida que el debate político avance, ellos se sentirán mas tranquilos pues verán los planteamientos del PT con mayor claridad", dijo Aloizio Mercadante, uno de los principales asesores de Lula en cuestiones económicas.
El propio Lula ha asumido posturas moderadas. Recientemente dijo que favorecía el libre comercio "con defensa de los intereses nacionales".
Su barba canosa finamente recortada y sus trajes oscuros le confieren una apariencia de ejecutivo moderno muy diferente de aquel agitador que vestía y sudaba camisetas de los años de 1970.
Después de una reunión reciente con otros candidatos y dirigentes de la industrias, muchos parecían convencidos que Lula había ingresado a las grandes ligas de las corrientes políticas.
"No hay candidato izquierdista o derechista en esta elección", dijo la columnista Tereza Crunivel, en el diario carioca O Globo.