CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II, quien cumple 82 años el sábado, descartó otra vez el miércoles la idea de un posible retiro, diciendo en su audiencia semanal que quería continuar con su misión pastoral.
"Confío en vuestro apoyo espiritual para continuar con lealtad en el ministerio que el Señor me ha dado", dijo a miles de peregrinos y turistas congregados en la Plaza de San Pedro, agradeciéndoles las felicitaciones por su cumpleaños y sus promesas de oración.
Sus palabras parecían destinadas a frenar cualquier rumor de su posible retiro, que aparece cada vez que alcanza un hito en su papado o por su ya tambaleante mala salud.
Un ataque de artritis obligó al Pontífice a reducir sus actividades de Semana Santa en marzo, pero ha reanudado muchas de sus tareas a pesar de sus dificultades para andar. En la audiencia del miércoles tuvo que ser ayudado a llegar a su silla.
Juan Pablo II reanudará la próxima semana sus viajes internacionales, tras una pausa de ocho meses, con una visita a Azerbaiyán y Bulgaria.
Para muchos católicos, el mal estado de salud del Pontífice plantea la cuestión de si los papas deberían retirarse si caen gravemente enfermos en lugar de morir en el cargo.
El último Papa que dimitió voluntariamente fue Celestino V, quien renunció en 1294. Gregorio XII renuentemente abdicó en 1415 para poner fin a una disputa con un rival que reclamaba la Santa Sede.
¿Un Papa en silla de ruedas?
La progresiva pérdida de movilidad del Papa ha sido una fuerte carga sicológica para un hombre que aún esquiaba hace menos de 10 años.
Pero sus ayudantes dicen que él se ha adaptado a esto y que no vería como estigma usar una silla de ruedas en público si tuviera que hacerlo.
La salud de Juan Pablo II ha ido en sistemático declive desde inicios de los años 90, cuando emergieron los primeros síntomas del Mal de Parkinson. Su mano izquierda ahora tiembla en forma incontrolable.
En 1992 le extirparon un tumor en el colon, se dislocó el hombro en 1993 y se fracturó el fémur en 1994.
El Pontífice usa un bastón y en los dos últimos años ha estado empleando una plataforma con ruedas que sus asistentes en el Vaticano empujan hasta el principal altar de la Basílica de San Pedro para servicios religiosos.
Aunque en las leyes eclesiásticas existe una cláusula que permite la renuncia de un Papa, no existe ninguna que recoja la posibilidad, plausible por los avances en la medicina moderna, de que éste pueda estar incapacitado por largo tiempo.
Antes era impensable que un pontífice se retirara en vez de reinar hasta su muerte, pero ahora algunos prominentes católicos sugieren que los papas se retiren a los 75 años, como los obispos, particularmente si tienen problemas de salud.
En el año 2000, el obispo alemán Karl Lehmann provocó un escándalo al sugerir que el propio Papa Juan Pablo II tendría el valor de retirarse si su salud le impedía cumplir sus funciones.
Muchos pensaron que la carrera de Lehmann había acabado, pero al año siguiente el Papa lo promovió a cardenal.