CAGUAS, Puerto Rico.- Un sacerdote, a quien una mujer le imputa haber mantenido con ella relaciones sexuales por tres años e iniciar un patrón de hostigamiento en el empleo cuando ella quiso terminar la relación, fue relevado este viernes de todas sus posiciones dentro del Obispado de Caguas, pero podrá seguir oficiando misas y confesando creyentes.
Al hacer el anuncio, el Obispo de Caguas, Monseñor Rubén González, declinó señalar si cree la versión del padre Edwin Santana de que son falsas las denuncias de la mujer.
"Esa decisión (la remoción) obedece a que, a pesar de que el padre sostiene su inocencia de lo que se le imputa, la presente situación lo ha colocado en una posición de descrédito público y se ha afectado la buena fama de que debe gozar", sentenció González en rueda de prensa.
Pero cuando se le preguntó repetidamente al líder religioso si creía en la inocencia del padre Santana, contestó insistentemente que "en este momento nosotros no pasamos juicio".
Santana fue relevado este viernes como juez de la vicaría regional, efectivo el 15 de mayo de 2002, y como rector del Santuario de Nuestra Señora del Carmen en San Lorenzo, efectivo el 19 mayo 2002.
Según la decisión de González, el religioso no podrá ejercer en ninguna otra Diócesis hasta que termine un proceso de tiempo sabático no precisado en el que recibirá atención profesional y espiritual.
Sin embargo, Santana no está impedido de oficiar misas y confesar feligreses porque no ha sido encontrado culpable de los cargos que le imputa la mujer, quien en 1997 presentó una denuncia ante el Obispado de Caguas alegando que el hostigamiento ocurrió en las propias oficinas del Tribunal Diocesano, donde ella trabajaba.
A raíz de la denuncia presentada mediante carta al entonces Obispo de Caguas, Alvaro Corrada del Río, una comisión determinó que las acusaciones no procedían porque "no hay testigos oculares".
La mujer recurrió entonces a la Unidad Antidiscrimen del Departamento del Trabajo, donde las partes aceptaron transar el caso bajo ciertas condiciones, que incluían que el sacerdote sería removido de sus posiciones y que el acuerdo debía permanecer confidencial.
Esta semana, la mujer hizo público el escándalo por entender que la Iglesia Católica no había cumplido su compromiso de remover a Santana de las posiciones de poder.
Este caso viene a sumarse a otro reciente en que un sacerdote no identificado, contra quien pesa una querella por presuntos actos lascivos, fue revelado de sus funciones y tendrá que someterse a una evaluación por profesionales de la salud mental.
Al informar su decisión en ese caso, el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, dijo que "de haber ocurrido el incidente, no constituye un maltrato a menores ni abuso sexual según lo define la ley" porque el querellante, que al momento de los alegados hechos tenía 19 años, no era menor de edad.
Tras el escándalo de pedofilia desatado en Estados Unidos, la Iglesia Católica aquí anunció que investigaría cualquier denuncia de abuso sexual de menores que involucre a sacerdotes.