BOGOTA.- La campaña para las elecciones presidenciales colombianas del próximo domingo ha estado salpicada de críticas y polémicas entre los candidatos, uno de los cuales acusó a otro de tener el respaldo de los paramilitares de derecha, en un episodio de lo que se ha sido calificado como ’’guerra sucia’’
La polémica más intensa comenzó cuando Horacio Serpa, candidato oficial del partido Liberal (en la oposición), afirmó que Alvaro Uribe Vélez, liberal disidente respaldado por el Partido Conservador, (en el Gobierno), tiene apoyo de los paramilitares.
Serpa afirmó en marzo pasado que los paramilitares tenían candidato, provocando gran expectativa, y prometió revelar el nombre, que era el de Alvaro Uribe Vélez, respaldado por el 49 por ciento de la última encuesta, frente a un 23 por ciento que registra el primer candidato.
Sin embargo, Horacio Serpa matizó su acusación al manifestar que su rival no es el candidato de los paramilitares, pero tiene el apoyo de estos escuadrones de extrema derecha, que presionan a los electores para que voten por su nombre.
"A mi no preocupa el pasado de Alvaro Uribe. Es una persona honesta y responsable. Lo que he dicho es que los actores armados ilegales están haciendo proselitismo armado. Ustedes saben que los paramilitares están haciendo proselitismo a favor de Alvaro Uribe" dijo Serpa.
Uribe Vélez, a cuya drástica postura frente a las guerrilla se atribuye su subida en las encuestas, minimizó las críticas diciendo que cumpliría su campaña "con total respeto a las personas y firmeza en las ideas".
Además, puntualizó que "no hay que confundir autoridad con guerra", ya que "el Estado no hace la guerra, sino que protege a sus ciudadanos", y "usa la fuerza legítima y legal para disuadir a los violentos".
Uribe Vélez fue gobernador de Antioquia, su región natal, y desde ese cargo promovió las cooperativas de seguridad ciudadana conocidas como "Convivir", algunas de las cuales degeneraron en grupos paramilitares.
Además, el político de 49 años planteó que si es electo, impulsará la creación de una fuerza de "seguridad democrática" de un millón de civiles que colaboren con las autoridades, pero "hay quienes quieren desfigurar’’ la propuesta.
Serpa también ha sido blanco de críticas sobre su pasado, que sus detractores consideran asociado con las guerrillas en la provincia petrolera de Barrancabermeja, una de las más conflictivas.
Asimismo, le recuerdan que fue directivo de la campaña electoral y ministro del Interior del presidente Ernesto Samper (1994-98), quien fue acusado de financiar su elección con 6 millones de dólares donados por los narcotraficantes del cartel de Cali. El ex ministro subrayó que no tiene "nada qué ocultar".
La campaña de Serpa también ha mencionado con nombre propio, en sus mensajes publicitarios por televisión, a su rival Uribe Vélez, al que señala como la continuación del saliente mandatario conservador, Andrés Pastrana.
A las polémicas no ha escapado la ex canciller Noemí Sanín, candidata independiente de origen conservador, quien tuvo un roce con el diario "El Tiempo", el más importante del país, al que responsabilizó de manipular un informe sobre su trayectoria.
Uno de los miembros de la familia propietaria del rotativo, Francisco Santos, es precisamente el candidato a vicepresidente de la campaña de Alvaro Uribe Vélez.
Noemí Sanín, que ocupa el tercero y cuarto lugares en distintas encuestas de intención de voto, con el 9 y el 6 por ciento, respectivamente, denunció que una campaña no identificada le ha ofrecido "el oro y el moro" en un futuro gobierno, si renuncia y le aporta sus votos.
El ex fiscal general Alfonso Gómez Méndez explicó que lo que se ha entendido en esta campaña como "guerra sucia" es "lo que en otros países se llama campaña negativa".
Gómez consideró que "no se pueden utilizar métodos indebidos para descalificar al oponente político", tales como "la mentira, la calumnia, la injuria", pero tampoco debe censurarse todo lo que se diga de un contrario, pues "podemos caer en una campaña sosa y aburrida".