BERLÍN.- El centro de Berlín se convertirá hoy en una ciudad fantasma y patrullada por la policía en previsión de posibles disturbios durante la visita del Presidente de EE.UU., George W. Bush, que ha dado ya lugar a multitudinarias manifestaciones de protesta.
Bush llegará a las 18:30 GMT a Berlín, pero desde ayer grupos pacifistas y antiglobalización se manifiestan en la ciudad para protestar contra su política hacia Irak, por la negativa estadounidense a firmar acuerdos como los de Kioto, o contra el "imperialismo" económico de Wall Street.
Hasta ahora, las manifestaciones -que ayer, martes, reunieron a 17.000 personas según la policía y 100.000 según los organizadores- han transcurrido pacíficamente; sólo se produjeron un par de incidentes aislados y hubo cinco detenciones, una cifra ínfima en una ciudad con tradición de protestas violentas.
Según informaciones de prensa no confirmadas por la policía, los agentes de seguridad de Bush que han preparado con sus colegas alemanes la visita estuvieron en Berlín durante las últimas marchas del 1 de mayo -que suelen acabar en batalla campal- para observar el comportamiento de los manifestantes "autónomos" (anarquistas).
Más allá de las manifestaciones, que se prolongarán previsiblemente durante toda la estancia de Bush, lo que temen las fuerzas de seguridad durante esta primera visita de un dirigente estadounidense tras el 11 de septiembre son posibles atentados.
Según un portavoz policial, el operativo de seguridad, denominado "de nivel 1", es "el mismo que el que se pone en marcha en el caso de otros muchos jefes de Estado o de Gobierno", pero siempre "hay que ponerse en lo peor" y en este caso lo peor es muy grave.
La policía no tiene indicios de ningún preparativo concreto de atentado, pero en términos "abstractos", Bush es susceptible de ser objeto de muchas agresiones, de ahí que el dispositivo puesto en marcha para protegerle sea el mayor que se ha visto para una visita de Estado en Berlín desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Diez mil policías alemanes protegerán al presidente y para mayor prevención se cerrará al público la zona por la que transitará durante las 19 horas de su visita.
Contrariamente a lo que pudieron hacer sus predecesores, como Bill Clinton, quien se acercó a un barrió bohemio para mezclarse con la gente y cenar como un ciudadano más, Bush no abandonará el barrio gubernamental que a partir de esta tarde quedará cerrado para los ciudadanos de a pie.
Sólo las personas que puedan demostrar que viven o trabajan en el centro histórico de Berlín podrán entrar a partir de esta tarde a la zona donde vivirá Bush y desde hoy la policía controla los vehículos que transitan por las calles afectadas.
Por otra parte, hombres rana registran los canales de la ciudad, lo que recuerda a los tiempos de la Guerra Fría en que estas vías acuáticas eran la frontera entre el este y el oeste y tropas de la RDA las vigilaban para evitar evasiones de fugitivos a Occidente.
Bush se alojará en el hotel Adlon, frente a la puerta de Brandeburgo, y todos los lugares que visitará, la Cancillería, donde se entrevistará con el canciller Gerhard Schroeder, el palacio de Bellevue, donde se le recibirá con honores militares, y el Reichstag, donde pronunciará un discurso, están cerca.
El programa oficial de la visita de trabajo se concentra en la jornada de mañana, pero ya esta tarde Bush celebrará una cena privada con Schroeder en un restaurante situado justo enfrente del hotel.
En la cena estará también el alcalde de esta ciudad, Klaus Wowereit, quien había previsto estar de viaje por Australia en estos días, pero que tuvo que renunciar después de que muchos le criticaran y le recordaran la deuda histórica que Alemania y en particular Berlín tienen con EE.UU.
Laura Bush, que llegará hoy a Berlín desde Praga, cenará por su parte con la esposa de Schroeder, Doris.
Bush viaja por primera vez a Alemania y, en una entrevista con la cadena de televisión ARD, indicó que se alegra de hacerlo y que no le molestan las manifestaciones sino que al contrario le agrada la idea de visitar un país con libertad de expresión.