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Juan Pablo II concluyó visita a Azerbaiyán y viajó a Bulgaria

La visita a Azerbaiyán sirvió al Pontífice para profundizar el diálogo con el islamismo moderado profesado por el grueso de la población de este país ex soviético del Cáucaso, con minorías ortodoxa y judía y una presencia simbólica de sólo 120 católicos.

23 de Mayo de 2002 | 08:35 | EFE
BAKU, Azerbaiyán.- El Papa Juan Pablo II concluyó hoy su visita de poco más de 25 horas a Azerbaiyán, país de mayoría musulmana, y partió a Bulgaria, segunda etapa de un viaje que realiza pese a su delicado estado de su salud.

La visita a Azerbaiyán sirvió al Pontífice para profundizar el diálogo con el islamismo moderado profesado por el grueso de la población de este país ex soviético del Cáucaso, con minorías ortodoxa y judía y una presencia simbólica de sólo 120 católicos.

Durante su estancia en Bakú, el Pontífice se reunió con el Presidente azerbaiyano, Guedar Alíev, visitó el monumento a los caídos por la independencia, mantuvo un encuentro con los líderes religiosos y políticos del país y ofició una misa.

En un discurso de marcado carácter interreligioso y ecuménico leído en ruso, el Papa dijo ayer miércoles que había venido a Azerbaiyán "como embajador de la paz", pidió el fin de "la guerra en el nombre de Dios" y condenó el integrismo y el imperialismo.

Hoy, Juan Pablo II ofició una misa en el palacio de los Deportes de Bakú ante varios miles de personas, muchas de ellas procedentes de países vecinos y refugiados que huyeron de la guerra por el enclave armenio de Nagorno Karabaj en territorio de Azerbaiyán.

Durante la homilía, el Papa criticó la "persecución marxista" que padecieron los cristianos y que él mismo sufrió bajo el régimen comunista y pidió a los jóvenes que no busquen la riqueza fácil.

Tras la misa, el Papa se reunió con el jeque de los musulmanes del Cáucaso, Allahshukur Pasha Zade; con el líder de los ortodoxos de Bakú, el obispo Aleksander Iscein, y con el presidente de la comunidad judía, Semyon Ikhiidov.

Durante la misa y el encuentro con el obispo Iscein, el Pontífice expresó su gratitud a la iglesia ortodoxa de Azerbaiyán, que en tiempos del comunismo acogió a los escasos católicos del país, y donó cien mil dólares para los refugiados de Nagorno Karabaj.

El Obispo de Roma, quien acaba de cumplir 82 años, emprendió el viaje a Bakú, el número 96 de su Pontificado, pese a su deteriorada salud, que apenas le permite caminar.

La etapa de Bulgaria tiene un marcado acento ecuménico, ya que este país es de mayoría ortodoxa, con apenas unos 80.000 católicos, y permitirá al Papa hacer un nuevo llamamiento en favor de la unidad de los cristianos.