BRUSELAS.- El Observatorio europeo de fenómenos racistas y xenófobos presentó hoy, jueves, un informe sobre el incremento de estas actitudes hacia los musulmanes y alertó del nacimiento de una ola de antisemitismo en el continente.
El estudio pone de manifiesto que "las comunidades islámicas y otros grupos vulnerables se han convertido en objetivo de una hostilidad creciente tras el 11 de septiembre", declaró el presidente del observatorio, Bob Purkins.
Al mismo tiempo, se constató un reciente recrudecimiento de la violencia racista y xenófoba en general en toda Europa, así como el "surgimiento de una ola antisemita paralela a la reanudación del conflicto en Oriente Medio".
Aunque el estudio presentado hoy en Bruselas se centra en las actitudes contra los musulmanes entre septiembre y finales del 2001, el Observatorio anunció que en junio dará a conocer un nuevo informe sobre los recientes ataques sufridos por al comunidad judía en varias ciudades europeas.
Sobre los musulmanes, "independientemente de las disparidades constatadas entre las agresiones y actos de violencia" registrados en cada estado miembro, los datos proporcionados por cada uno de los Quince para configurar el informe revelan el incremento de las actitudes xenófobas en toda la Unión.
El velo que llevan las mujeres musulmanas es "aparentemente" el objeto hacia el que se dirige el mayor número de agresiones, tanto físicas como verbales.
Los responsables del Observatorio precisaron en rueda de prensa que el velo es uno de los elementos principales para "la identificación visual y para el pretexto del odio".
También los hombres que llevan turbante se han convertido en víctimas de agresiones continuadas en toda la UE, así como las mezquitas o lugares de encuentro de la comunidad musulmana.
Beate Winkler, directora del Observatorio, precisó en la rueda de prensa que el clima generado tras los ataques del 11-S ha llegado al punto de que "los musulmanes tienen que justificar y casi dar pruebas de que no son terroristas".
Para combatir esta tendencia, que se acrecienta con el sentimiento del miedo, el estudio recoge un capítulo de recomendaciones y buenas prácticas, entre las que destaca la fuerte influencia que pueden ejercer los líderes políticos y religiosos, las políticas educativas y, sobre todo, el diálogo intercultural.
"No hacer nada es tan grave como actuar en contra", según Purkins, quien subrayó que "debemos constatar que todos los días haya mensajes más claros en el ámbito político y en los medios de comunicación".
Por ello, "queremos más participación, más diálogo, más inclusión, más responsabilidad para abordar los problemas reales y que haya un plan de acción" para hacer frente a este fenómeno y para aceptar las diferencias y respetar a todas las personas que viven, trabajan o visitan Europa.