MADRID.- La organización Amnistía Internacional (AI) entregó hoy en la embajada de Nigeria en Madrid un documento con 60.000 firmas en apoyo de Amina Lawal y en contra de la sentencia que la condena a muerte por lapidación.
La entrega fue efectuada por el director de la sección española de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, quien explicó a la prensa que las firmas han sido recogidas en apenas cinco días.
Asimismo, recordó que la organización defensora de los derechos humanos continuará con una página de internet abierta para seguir recabando apoyos hasta el próximo lunes, cuando está prevista la celebración de una vista de apelación por el caso de la nigeriana.
Amina Lawal, recordó el director de AI, es una mujer musulmana de 30 años, pobre y analfabeta, que fue, en un juicio sin abogado celebrado en marzo pasado, sentenciada a muerte por lapidación, al haber tenido una hija después de divorciarse.
Amina y sus hija de cuatro meses permanecen en una cárcel del estado de Katsina (Nigeria).
Se da la circunstancia de que Amina fue condenada en marzo pasado al mismo tiempo que otra mujer Safiya Hussaini era absuelta por un tribunal islámico nigeriano de apelación, que revisó una condena impuesta por un supuesto delito de adulterio.
AI considera que la presión internacional es crucial para poner fin a la pena de muerte y a unas leyes, que como la sharia (ley del Islam basada en el Corán que afecta a la vida social, política, religiosa e incluso privada de los musulmanes), imponen formas de castigo inhumanos, como la lapidación, la amputación de miembros o la flagelación.
Beltrán se mostró pesimista sobre el caso de Amina, porque el gobernador del Estado Katsina ha anunciado que no interferirá en el caso.
Antes de hacer entrega de las 60.000 firmas, un grupo de activistas de AI escenificaron ante la sede diplomática de Nigeria, el caso de una mujer lapidada y cubierta hasta la cintura que era rescatada.
AI informó también de que en Irán hay otras dos mujeres condenadas a morir lapidadas, (Ferdows B y Sima), quienes están en prisión a la espera de su ejecución, pero se ignoran los supuestos delitos por los que han sido condenadas.
