BUENOS AIRES.- Sin respaldo popular y con un apoyo político cada vez más limitado, el Presidente argentino, Eduardo Duhalde, se mantiene por ahora en el poder sólo porque no existe un líder capaz remplazarlo, dijeron analistas.
Poco más de cinco meses después de recibir el poder de una Asamblea Constituyente para gobernar de manera interina hasta fines del 2003, tras la renuncia de dos Presidentes en diciembre en medio de una revuelta popular, los analistas consideran difícil que Duhalde pueda concluir su mandato.
Su Partido Justicialista (peronista), que controla la mayoría de las provincias y el Congreso bicameral, muestra serias fisuras y no ha sido capaz de convertir su poder político en apoyo a la gestión de Duhalde.
Además, la opositora Unión Cívica Radical (UCR) cada vez encuentra más pretextos para mantener la alianza que le entregó el poder a Duhalde y ha terminado por ofrecerle un "apoyo limitado".
La debilidad política del gobierno ha influído en organismos multilaterales de crédito y en países que solían ser ’’amigos’’, que no han concretado ayuda alguna para una economía que está en crisis desde 1998.
Para colmo de males, el apoyo popular a Duhalde apenas alcanza a un 9,0 por ciento en mayo, según recientes encuestas privadas, en un reflejo del descontento popular por un desempleo que afecta a una de cada cuatro personas y una pobreza que atrapó a la mitad de los 36 millones de argentinos.
"La fortaleza de Duhalde es la ausencia de alternativas. Lo que está por fuera no satisface y sucede el objeto paradojal que refuerza su presencia en el gobierno", dijo a Reuters el analista político Artemio López, de la consultora Equipos de Investigación Social (Equis).
Las encuestas señalan que un 56 por ciento de la población quiere que se adelanten las elecciones presidenciales, previstas para septiembre del 2003.
Duhalde, en su esfuerzo por tratar de consolidar el apoyo peronista, ha amenazado con renunciar, aunque también ha rechazado el adelanto de las elecciones, buscando mostrar una cara de firmeza.
Sin embargo, los analistas consideran que eventualmente no tendría más remedio que convocar a comicios adelantados. Eso, dijo López, ocurriría por "un nuevo estallido social", como el que en diciembre obligó a dos Presidentes a dimitir, o por el surgimiento "de una hiperinflación".
Muchos miran con desconfianza a Duhalde, que no ha podido frenar a la inflación que en el primer cuatrimestre del año alcanzó al 21,1 por ciento, luego que en enero devaluó la moneda, mientras los salarios permanecen congelados.
"Predomina la opinión de que Duhalde no terminará su mandato: más de la mitad lo piensa, y sólo un tercio cree que lo terminará", sostuvo Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para una Nueva Mayoría.
¿Qué se vayan todos?
La ira popular no se enfoca en el Presidente y su gobierno, se ha extendido a toda la clase política, a la que la gente considera culpable de todos los males que le aquejan.
Muchos políticos han sido insultados en la calle, y algunos han llegado a ser agredidos físicamente, dentro y fuera de Argentina.
En un eventual adelanto de los comicios, la consultora política Catterberg y Asociados reveló que el 37,4 por ciento de electores no daría su voto a "ninguno de los políticos".
"El acuerdo mayoritario con el adelantamiento de las elecciones encubre, en rigor, una expectativa mucho más amplia para los argentinos: el 90 por ciento piensa que si se adelantan los comicios deberían renovarse todos los cargos (legislativos, ejecutivos, etc.) y no sólo la presidencia", añadió la consultora.
La idea de un cambio total se apuntala además en la ausencia de una opción fuerte de cambio. En medio de la crisis que sacude al país, la clase política carece de un caudillo que cautive a los electores y muestre cualidades de líder.
"No está disponible ese hombre, un líder se construye en el tiempo; por afuera (de la clase política) es el desierto", acotó López.
Tras sufrir en la madrugada del viernes un nuevo revés en el Congreso, donde la mayoría peronista no logró imponerse para reformar una ley económica como pide el Fondo Monetario Internacional, Duhalde jugará su últimas cartas el lunes en un encuentro con los influyentes gobernadores peronistas, que controlan 14 de las 24 provincias argentinas.
Duhalde intentará que estos líderes regionales, electos por votación popular y que en muchos casos influyen en diputados y senadores, le refrenden el apoyo político.
Pero "esto se agrava por la evidente ausencia de liderazgo (de Duhalde) en el seno del justicialismo (peronismo), otro factor que puede apurar su salida anticipada", según Cattenberg y Asociados.