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Perfil: Alvaro Uribe y su línea dura para combatir la violencia en Colombia

Alvaro Uribe no hizo el servicio militar, pero una de sus principales propuestas bajo el lema de "Mano firme, corazón grande", es duplicar el número de efectivos de las Fuerzas Armadas para combatir a la guerrilla izquierdista y los paramilitares de ultraderecha.

25 de Mayo de 2002 | 13:22 | Reuters
BOGOTA.- Algunos ven en él la posible "salvación" de Colombia, pero otros que lo consideran de extrema derecha temen que su eventual elección como presidente lleve al país a una guerra total.

Alvaro Uribe no hizo el servicio militar, pero una de sus principales propuestas bajo el lema de "Mano firme, corazón grande", es duplicar el número de efectivos de las Fuerzas Armadas para combatir a la guerrilla izquierdista y los paramilitares de ultraderecha.

Considerado como un hombre de temperamento fuerte, directo y autoritario, Uribe, un disidente del Partido Liberal, es el candidato favorito para ganar las elecciones presidenciales del domingo y suceder al conservador Andrés Pastrana a partir del 7 de agosto.

Las encuestas lo ubican en el primer lugar de la intención de voto con un 51 por ciento, superando al liberal oficialista Horacio Serpa, que alcanza un 26 por ciento.

Abogado de 49 años, casado y padre de dos hijos adolescentes, Uribe logró posicionar entre los colombianos un discurso de línea dura contra la guerrilla en este país de más de 40 millones de habitantes, agobiado por una guerra interna de 38 años que dejó 40.000 muertos en el último decenio.

Por sus propuestas, que incluyen la conformación de una red de un millón de civiles que apoyen con información a las Fuerzas Militares y de policía para combatir a la guerrilla, los paramilitares y el crimen organizado, es calificado por críticos como un hombre autoritario.

El candidato, quien nació en Medellín, capital del noroccidental departamento de Antioquia, estudió derecho y con el paso de los años cursó especializaciones en las prestigiosas universidades de Harvard y Oxford.

Uribe, quien proyecta una imagen de intelectual con su rostro bien afeitado, sus lentes finos y delgados y su estilo pausado de hablar, fue acusado recientemente de nexos con el narcotráfico y los paramilitares.

Pero el político, de mediana estatura y contextura delgada, negó las acusaciones y hasta ahora nadie ha logrado comprobarle nada en su contra.

Uribe, cuyo padre fue asesinado por las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hace 19 años, se opuso a los diálogos de paz entre el gobierno y esa guerrilla, que Pastrana canceló el pasado 20 de febrero.

Un demócrata con autoridad

Por sus propuestas sus críticos lo consideran como "un guerrerista" que busca empujar a este país exportador de petróleo, café, carbón, flores y banano, al abismo de la guerra sin retorno.

"Yo soy un demócrata con autoridad. Colombia no ha tenido autoridad y no ha contenido a los grupos irregulares. Esos poderosos e ilegales grupos han herido y lesionado a la población y nuestro Estado no la ha defendido", respondió el candidato, amante de los caballos y la vida campestre.

Pese a su posición radical contra la violencia, dice que si es presidente está dispuesto a negociar con la guerrilla y los paramilitares si suspenden los ataques y las masacres.

Uribe fue gobernador del departamento de Antioquia entre 1995 y 1997, donde conformó grupos de civiles que apoyaban con información a las Fuerzas Militares, algunos de los cuales fueron acusados de nexos con los ilegales paramilitares que combaten a la guerrilla.

Este hombre, quien también fue congresista y alcalde de Medellín, la tercera ciudad más poblada de Colombia, es uno de los personajes más custodiados del país ante el riesgo de que las FARC, que lo declararon objetivo militar, lo asesinen.

En abril escapó ileso a un ataque con explosivos en la caribeña ciudad de Barranquilla, en el que murieron cuatro personas y en su cuenta personal contabiliza 15 atentados durante su carrera política.

"Hay que procurar no tener temor y no ser temerario", afirmó el candidato, quien siempre está acompañado por más de 100 escoltas, entre los que se cuentan policías fuertemente armados y con chalecos antibalas.

Pese al asesinato de su padre a manos de la guerrilla y de los atentados de que ha sido víctima, dice que no tiene rencores ni odios en su alma y que pese a los ataques de sus críticos mantiene la tranquilidad con la práctica diaria del yoga.

Aunque trabaja hasta 20 horas al día, hace ejercicio en una bicicleta estática y lamenta no poder salir a trotar ni a montar en bicicleta por los paisajes colombianos, por los problemas de inseguridad.

Católico, amante de la buena comida colombiana, de la música autóctona y profundamente respetuoso de la familia, Uribe prometió que si gana trabajará con entusiasmo y sin descanso.

"Yo soy un demócrata con autoridad, un capitalista con conciencia social. Facilito no soy. Me gusta oír a la gente inteligente y soy deliberante. Soy perseverante en mis tesis y respetuoso con la crítica", concluyó.
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