PLOVDIV, Bulgaria.- Ante la creciente debilidad del Papa Juan Pablo II, el Vaticano indicó este domingo, por primera vez, que el pontífice de 82 años podría suspender algunos de sus viajes, como las visitas a México y Guatemala.
El Papa viajará a Toronto a fin de celebrar al Día Mundial de la Juventud de la Iglesia Católica, indicó el vocero papal Joaquín Navarro Valls, quien expresó que el Vaticano evalúa la situación a fin de determinar si el pontífice puede resistir las otras escalas en su gira de 11 días.
"Toronto está aprobado. Para las otras, ya veremos", dijo Navarro Valls a la prensa. "No se ha tomado ninguna decisión".
Sin embargo, agregó que "algo que ya haya sido confirmado puede ser suspendido".
A lo largo de sus 24 años como Papa, las únicas giras pospuestas debido a los problemas de salud de Juan Pablo II han sido un viaje en 1994 a Nueva York luego de romperse una pierna, así como uno a Armenia, debido a un cuadro de influenza.
A pesar de los cuestionamientos constantes sobre los problemas de salud del Papa, el Vaticano insistió, incluso hasta el sábado, que no se cambiarían sus planes de viaje.
Al señalar cuán sensitivo es el tema, Navarro Valls emitió posteriormente el domingo un comunicado donde indica que no ha decidido sobre las escalas del Papa en México y Guatemala.
Luego de terminar un difícil recorrido de cuatro días por Bulgaria es domingo, con una misa en la ciudad sureña de Plovdiv, el Papa se derrumbó en su silla blanca, mostrándose débil. Sus manos temblaban y su voz titubeaba, como claras señales de la enfermedad de Parkinson.
Aunque tiene dificultades para caminar y es llevado en una plataforma especial con ruedas, Navarro Valls negó que se planeara usar una silla de ruedas en viajes futuros.
De la misma forma en que lo hizo durante la visita en Bulgaria y en un viaje previo a Azerbaján, el Papa solamente leyó parte de la homilía, que fue terminada por un sacerdote.
Pero el último acto del Papa antes de su regreso a Roma, un encuentro con católicos jóvenes en una iglesia de Plovdiv, pareció rejuvenecerlo, como suele ocurrir con sus acercamientos a la juventud. Un muy despierto Papa saludó y tocó a varios de los miles de jóvenes que lloraban y le dedicaban vivas.
"Estoy feliz de encontrarme con jóvenes al final de mi visita a Bulgarua. El mañana les pertenece. Probablemente, este sea mi último viaje a Bulgaria", dijo el Papa en polaco, su lengua natal.