NUEVA DELHI.- Soldados de la India y de Pakistán continúan hoy los ataques a sus respectivas posiciones a lo largo de la Línea de Control que divide la región de Cachemira, mientras ambos países parecen deslizarse cada vez más hacia una guerra.
Decenas de soldados y civiles perdieron la vida a ambos lados de la frontera víctimas del fuego pesado de morteros y artillería que persiste de manera ininterrumpida desde hace dos semanas, pese a las presiones internacionales para evitar la cuarta guerra indo-paquistaní.
Fuentes policiales en el lado indio de la Línea de Control que hace las veces de frontera internacional afirmaron hoy que al menos un soldado y un civil resultaron muertos por disparos del Ejército paquistaní desde las últimas horas del jueves.
Frente a los intensos ataques contra sus respectivas posiciones que tuvieron lugar en la región de Poonch el miércoles, el intercambio de fuego disminuyó hoy, pero sigue intermitente en diversos puntos de la Línea de Control.
Continúa también la ola de refugiados desde las poblaciones que se encuentran en la línea de fuego, ya que decenas de miles de ciudadanos abandonaron sus casas tanto en el lado paquistaní de Cachemira como en la zona del territorio bajo control indio para ponerse a salvo del fuego enemigo.
El duelo de morteros y artillería siguió al ataque de rebeldes islámicos contra un cuartel militar en la Cachemira india en el que murieron más de 30 personas, precedido por otro asalto de los militantes musulmanes contra el Parlamento federal indio el pasado diciembre.
La India, que culpa de los atentados a los radicales islámicos con base en Pakistán y acusa al Gobierno de ese país de entrenar y apoyar a los rebeldes, reaccionó al primero de los ataques enviando a cientos de miles de soldados a la frontera, medida que también tomaron las autoridades paquistaníes.
Cerca de un millón de soldados están ahora desplegados a lo largo de la frontera apoyados por tanques, aviones de guerra y otro material militar, con el grueso de las tropas concentradas en Cachemira, listas para el combate.
El jefe del Ejército del Aire de la India, Air Marshal S. Krishnaswamy, declaró hoy que las Fuerzas Armadas están desplegadas para llevar a cabo operaciones cuando se les dé la orden.
El Gobierno indio exige al Presidente paquistaní, Pervez Musharraf, que ponga fin a la entrada de militantes islámicos desde la Cachemira bajo su poder a la controlada por Nueva Delhi y advirtió que su paciencia se está acabando.
El ministro de Defensa indio, George Fernandes, declaró el miércoles que otra matanza de los rebeldes sería contestada, en aparente alusión a los supuestos planes del Ejército indio de atacar las bases de los guerrilleros en la Cachemira paquistaní, acción que, según los observadores, provocaría una guerra abierta.
La amenaza de otra guerra entre la India y Pakistán, que ya han librados tres conflictos bélicos, dos de ellos por el control de Cachemira, desató la alarma de la comunidad internacional.
El Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió ayer que una guerra no beneficiaría a ninguna de las partes y pidió al Gobierno paquistaní que pare las incursiones de los insurgentes islámicos a la Cachemira india, donde luchan por la secesión de Nueva Delhi.
El secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, visitará la zona la próxima semana como parte de la ofensiva diplomática lanzada por la comunidad internacional para evitar una guerra indo-paquistaní.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, visitó la India y Pakistán a principios de semana y antes lo había hecho el comisario europeo de Relaciones Exteriores, Chris Patten.
El Primer Ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, y el Presidente paquistaní asistirán la próxima semana a una cumbre en Alma Ata, la capital de Kazajistán, pero el titular de Asuntos Exteriores de la India, Jaswant Singh, descartó un encuentro a solas entre ambos.