ISLAMABAD.- La inminente llegada al sur de Asia del secretario de Estado estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, no redujo la tensión entre India y Pakistán, enfrentados por la región de Cachemira, pero supuso un respiro diplomático, "una simple prórroga".
Estados Unidos aseguró el viernes que había indicios de que Pakistán había comenzado a actuar para castigar las incursiones de militantes extremistas a lo largo de la frontera con la parte india de Cachemira.
El portavoz del Departamento de Estado Richard Boucher aseguró que disponía de "indicaciones según las cuales las autoridades pakistaníes emitieron instrucciones" para frenar las infiltraciones que han provocado las tensiones con India.
"El secretario (de Estado, Colin Powell) dijo que es temprano aún para afirmar que las infiltraciones a lo largo de la línea de control terminaron", dijo Boucher.
Aunque la situación se había calmado el viernes respecto al jueves, fue sin duda debido a que ninguno de los dos rivales quiere ser acusado de haber provocado el conflicto.
"Sentimos que la presión aumenta" en ambos lados pero la comunidad internacional parece disponer de una "decena de días" para impedir un conflicto, estimó por su parte un diplomático destinado en Nueva Delhi.
Más tarde, el Departamento de Estado anunció que todos los diplomáticos estadounidenses no esenciales destinados en India estaban autorizados a partir voluntariamente del país con sus familias a causa de la crisis con Pakistán.
Gran Bretaña también llamó a sus ciudadanos a que abandonaran la India y el ministerio alemán de Relaciones Exteriores "recomendó" a "todos sus ciudadanos que viven actualmente en India y cuya presencia no es imperativamente necesaria que vayan pensando en salir del país".
Dinamarca también recomendó a sus ciudadanos que no viajen a India o Pakistán, aunque el personal de las embajadas danesas en India y Pakistán no será reducido, y Canadá ordenó a todos los "diplomáticos no esenciales" en sus misiones en India y Pakistán que salgan de esos países inmediatamente.
"Millones y millones y millones de personas se verían afectadas" en India y en Pakistán por una guerra, declaró el jueves Rumsfeld, que viajará a la región la semana próxima. "Esta guerra puede degenerar" de manera imprevista, agregó.
La calma del viernes "no es más que una simple prórroga, los dedos aún están en los gatillos", recordó un diplomático occidental en Islamabad, subrayando que desde el mes de diciembre, la tensión no hizo más que aumentar. El jueves, el anuncio de movimientos de tropas paquistaníes, de la frontera occidental (con Afganistán e Irán) hacia la frontera con India, al este, provocó inquietud en toda la región.
La crisis se debe a las incursiones transfronterizas de militantes independentistas de Cachemira, cuyo fin exige India, mientras Pakistán asegura que ya no existen.
Pakistán espera que se envíen observadores internacionales para comprobarlo pero India rechaza toda mediación internacional sobre Cachemira, que considera parte de su territorio.
Como señal de cierto apaciguamiento, el ministro indio de Defensa, George Fernandes, salió hacia Singapur, donde participa en un seminario internacional sobre la seguridad en Asia y no volverá a su país hasta el lunes. Calificó la situación en la frontera de "estable" por el momento.
El Presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, consultó el viernes a varios de sus consejeros, pero ninguna declaración envenenó la atmósfera del frágil statu quo.
La visita de Rumsfeld a los dos países, que precede a la del subsecretario de Estado Richard Armitage, trae esperanzas para Pakistán, que coopera estrechamente con Estados Unidos en la persecución de islamistas cercanos a Osama Bin Laden cerca de la frontera afgana, y espera obtener beneficios por su alianza en la guerra antiterrorista dirigida por Washington.
Pero el Presidente estadounidense, George W. Bush, no cesa de repetir que Pervez Musharraf "dio su palabra y debe aún pasar pruebas", un juicio que según Islamabad está directamente inspirado por Nueva Delhi.
Por su parte, los cancilleres de los países del G8 reunidos el viernes en Ottawa (Canadá) llamaron a Islamabad a tomar "medidas concretas" para "detener a los grupos terroristas que operan a partir del territorio bajo su control".
"Pedimos a Pakistán que ponga en práctica inmediatamente, tal como se comprometió, medidas concretas para poner fin a las infiltraciones a través de la línea de control y detener a los grupos terroristas que operan desde el territorio bajo su control", señalan los ministros de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Japón y Rusia.