WASHINGTON.- Los obispos estadounidenses se reunirán esta semana en Dallas (Texas) en medio del escándalo provocado por las denuncias de pederastia contra centenares de sacerdotes y por las maniobras de sus superiores para dejar pasar sus abusos sexuales contra menores.
La Conferencia Episcopal, que se desarrollará entre el jueves y el sábado próximos, abordará como tema exclusivo el posible pronunciamiento sobre las medidas que deberá adoptar la Iglesia para superar el eco de los escándalos y recuperar la confianza de los feligreses, dijeron fuentes oficiales.
La reunión de obispos considerará a debate la puesta en marcha de proyectos sobre nuevas normas para proteger a los niños y a los jóvenes y la necesidad de afrontar las denuncias de abusos sexuales cometidos por los sacerdotes u otros miembros de la Iglesia.
Según un informe que publica hoy "The Washington Post", al menos 850 curas han sido acusados de abusos sexuales a menores desde comienzos de los años 60 en EE.UU.
El mismo documento agrega que este año la Iglesia católica ha retirado a 218 sacerdotes de sus funciones a raíz de las acusaciones de pederastia.
El ejemplo más grave se conoció a principios de año en Boston (Massachusetts), cuando el sacerdote ya retirado Paul Geoghan fue condenado a prisión por la violación de un menor.
Este cura se enfrenta ahora a acusaciones que apuntan a que violó a más de 130 niños durante sus 30 años de párroco.
El creciente número de demandas contra la archidiócesis de Boston (de 30 a 150 en las últimas semanas) ha acrecentado las presiones para que renuncie el cardenal Bernard Law, jefe de esa comunidad eclesial.
En un hecho inusitado para la Iglesia estadounidense, las autoridades judiciales pusieron en el estrado al cardenal Law al afirmar que conocía los problemas sexuales del religioso y que, como medida correctiva, sólo le trasladó a otras parroquias.
"El daño causado por los abusos sexuales es devastador y durará mucho tiempo", señala el preámbulo de una "Carta para la protección de niños y jóvenes’’ que será presentada en la Conferencia Episcopal.
"Estamos profundamente consternados por las ocasiones en que hemos agravado este dolor por lo que hemos hecho o por lo que hemos dejado de hacer", agregó.
"Ofrecemos nuestras disculpas (a las víctimas de la pederastia) y nuestra ayuda en el futuro", indicó.
Además de recomendar la reconciliación, la carta propone que de ahora en adelante las diócesis de la Iglesia tomen una serie de medidas para investigar y castigar los abusos del clero.
"Debemos aumentar nuestra vigilancia para impedir que algunos pocos se aprovechen del sacerdocio para sus propósitos inmorales y criminales", expresó.
El proyecto de resolución propondrá que los sacerdotes culpables de abusos sexuales de menores sean expulsados, pero abrió la puerta a que quienes hayan cometido un sólo abuso puedan continuar en el sacerdocio.
Con ello, el comité formado por ocho obispos encargados de preparar el proyecto trató aparentemente de acatar el llamamiento de quienes piden el perdón de los sacerdotes y también de quienes exigen una política de "tolerancia cero".
"Nuestro principal objetivo es proteger a los niños y jóvenes. Una forma esencial de lograrlo es decir claramente: si abusas, quedarás fuera del sacerdocio", afirmó el presidente del comité, el arzobispo de St.Paul-Mineápolis, Harry Flynn.
El prelado reconoció que la posibilidad de mantener en el sacerdocio a quienes hayan cometido un caso de abuso genera oposición, pero explicó que una minoría considerable quería "algo de flexibilidad".
La "tolerancia cero" fue una parte central de la reunión que el Papa Juan Pablo II convocó en abril con los cardenales estadounidenses para discutir sobre la respuesta que la Iglesia ha dado durante años a las acusaciones de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Una encuesta de la firma Gallup, divulgada por el diario USA Today y el canal de televisión CNN, mostró la semana pasada que el 77 por ciento de los católicos estadounidenses cree que un sacerdote pederasta debe ser expulsado de ese ministerio.