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Padre Pío fue canonizado en multitudinaria ceremonia

Unos 300.000 feligreses ignoraron el intenso calor y acudieron desde temprano a la Plaza de San Pedro, para presenciar la canonización del 758° santo de la Iglesia Católica.

16 de Junio de 2002 | 09:39 | Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El monje capuchino italiano Francesco Forgione, conocido como Padre Pío, fue santificado el domingo por el Papa Juan Pablo II, durante una ceremonia realizada en la Plaza de San Pedro a la que asistieron 300.000 feligreses a pesar del intenso calor.

Los primeros peregrinos llegaron a las 03:00 horas locales (01:00 horas GMT) para estar seguros de obtener un lugar en la plaza, desde su apertura, a las 06:30 horas locales (04:30 horas GMT). A las 07:00 horas (05:00 horas GMT), tanto los 35.000 asientos como los 21.000 lugares de pie estaban ocupados y los carabineros bloquearon el ingreso.

Los otros fieles, privados del "espectáculo", manifestaron su decepción.

"El Padre Pío era humilde. Estamos dispuestos a hacer el sacrificio de permanecer horas de pie para esta ceremonia. Yo estaba preparada para esta eventualidad", declaró a la AFP Grazia Bertie, una elegante señora de unos 60 años, originaria de Forte di Marmi (Toscana).

"Lo fundamental es estar allí espiritualmente", dijo por su parte Antonieta Tibera, de Pescara (costa adriática), resignada a escuchar únicamente la ceremonia. "Yo hago el peregrinaje de San Giovanni Rotondo todos los años. Para mí está Dios primero y luego el Padre Pío", declaró.

Muchos católicos se congregaron ante las gigantescas pantallas colocadas en los alrededores de la Plaza de San Pedro. Algunos de ellos tenían pequeñas sillas plegables y otros estaban sentados en el suelo.

Había cerca de 35 grados a la sombra. Los autosbomba entraron en acción en dos oportunidades para refrescar a los feligreses. En total, la protección civil efectuó 450 intervenciones, en su mayoría por problemas de deshidratación.

Cuando el Sumo Pontífice pronunció las palabras de canonización, la multitud, que hasta ese momento había permanecido silenciosa, presa de la emoción, aplaudió durante largo rato. Algunos agitaron banderitas blancas.

Al mismo tiempo, 12.237 globos de todos los colores fueron lanzados en el cielo de San Giovanni Rotondo (sur), para simbolizar el número de días entre la canonización del Padre Pío y su muerte, el 23 de septiembre de 1968.

Padre Pío di Pietrelcina, nacido en 1887 y muerto en 1968, es el 758º santo de la Iglesia Católica y el 462º proclamado por Juan Pablo II.

El Sumo Pontífice, quien a comienzos de su sacerdocio viajó una vez desde Polonia para confesarse con el Padre Pío, se ha declarado el principal admirador del monje.

Hace apenas unas décadas, la jerarquía del Vaticano criticó duramente a Pío. El monje, cuyas manos y pies mostraban estigmas semejantes a las heridas sufridas por Jesús en la crucifixión, recibió la orden de guardar silencio durante varios años.

Pero a últimas fechas, la comisión de canonizaciones del Vaticano aprobó los milagros necesarios para que Pío alcanzara la santidad.

Los estigmas y la bilocación, fenómenos inexplicables

Los estigmas en las manos, pies y costado, que reproducen las llagas de Cristo Crucificado, el poder de la bilocación y la capacidad de comprender y hacerse entender en idiomas desconocidos, son algunos de los fenómenos extraordinarios hallados en el Padre Pío.

De todos estos fenómenos, el más conocido es el de los estigmas, que el Padre Pío experimentó duramente medio siglo de su vida.

Los estigmas en las manos y pie se le aparecieron por vez primera a finales de 1911 y la llaga del costado, la experimentó el 5 de agosto de 1918, tras la visión de un personaje celeste que le traspasó el costado izquierdo con una especie de lanza, que volvió a aparecer el 20 de septiembre siguiente, después de la misa, cuando miraba un crucifijo.

Los estigmas se mantuvieron a lo largo de toda su vida y de ellos manaba sangre continuamente, sin que se infectasen, ni hubiera pérdida de glóbulos rojos. Desaparecieron instantánea y completamente el 22 de septiembre de 1968, cuando celebraba su última misa, un día antes de su muerte.

Si se le conoce como el "fraile de los estigmas", Padre Pío también es famoso por el fenómeno de la bilocación, es decir ser visto en dos lugares distintos al mismo tiempo y eso que desde 1916 nunca abandonó el convento de San Giovanni Rotondo.

Se asegura que una noche de noviembre de 1917 el general Luigi Cadorna, comandante supremo del Ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial, decidió suicidarse tras el desastre de la batalla de Caporettto. Cuando estaba a punto de dispararse con la pistola entró en su habitación un fraile, que no conocía, pero que después identificó como el Padre Pío, y le convenció de que no lo hiciera.

Tres años más tarde fue de incógnito a San Giovanni Rotondo para conocer de verdad al fraile y cual fue su sorpresa cuando el Padre Pío le localizó y le dijo: "General, aquella noche lo pasamos mal".

También se cuenta que en la Segunda Guerra Mundial, durante la invasión de Italia por parte de los aliados, se apareció a dos pilotos estadounidenses que tripulaban un bombardero. El Padre Pío les pidió que no arrojasen bombas contra San Giovanni Rotondo, a lo que accedieron los militares.

En su "rosario de prodigios" también destaca el don de lenguas. Se asegura que durante la Segunda Guerra Mundial confesó a muchos soldados, entendiendo lo que decían y hablando perfectamente el idioma de éstos.

Otro de sus "dones" fue la "osmogenesis", es decir la emisión de perfume, incluso a distancia.

Los éxtasis del ya hoy santo fueron muy frecuentes, sobre todo durante las misas que oficiaba y que duraban de dos a cuatro horas.

Tuvo visiones y experiencias físicas traumáticas -al enfrentarse con demonios-, que llegaron a causarle daño.

Uno de los frailes que le cuidaron aseguró que en una ocasión tras realizar un exorcismo a una joven endemoniada, en su celda de San Giovanni Rotondo, fue empujado por el Maligno, cayendo malherido en su habitación.

El fraile Alessio Parente, que fue su enfermero en los últimos años de su vida, contó que el Padre Pío tuvo visiones de ángeles custodios y que frecuentemente le despertaba "un personaje desconocido".

También tuvo visiones de ánimas del Purgatorio. Una de ellas fue contemplada por el Padre Pío en la sala de descanso de su convento, y correspondía -según se documentó posteriormente- al espíritu de un mendigo que había perecido durante un incendio registrado en aquella misma estancia en 1908, año en que se habilitó como asilo para indigentes, y que le suplicó que aplicara una misa por la salvación de su alma.

En relación con el sacramento de la confesión, son numerosas las personas que han declarado que el Padre Pío les descubrió, en el confesionario, pecados, faltas o circunstancias de sus vidas, sólo conocidas por los propios interesados.

Otro de los fenómenos inexplicables en la vida de Padre Pío fue la falta de apetito y sueño. Los médicos no se explicaron cómo pudo sobrevivir con las 100 calorías diarias escasas que ingería.

Durante un mes entero se alimentó sólo con el pan ácimo y el vino consagrados en la misa. Sufrió continuas recaídas en su salud seguidas de recuperaciones fulminantes.
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