MOSCU.- Rusia recordó hoy a sus muertos en la Segunda Guerra Mundial, en la que la Unión Soviética se vio involucrada hace justo 61 años.
A lo largo de toda Rusia, desde la báltica Kaliningrado -la antigua Konigsberg arrebatada por los soviéticos a los derrotados alemanes-, hasta Vladivostok, se celebraron memoriales y ceremonias, sobre todo en los principales escenarios de batallas.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, acompañado por buena parte del Gobierno, hizo una ofrenda floral ante la tumba del soldado desconocido en los jardines de Alejandro, junto a una de las murallas del Kremlin de Moscú.
En el monumento, donde arde el "Fuego Eterno", reposan los restos de soldados soviéticos encontrados en una fosa común cerca de Moscú, muertos en los combates contra la ofensiva nazi que en 1941 llegó a 41 kilómetros de la capital de la URSS.
Este lugar sagrado para varias generaciones fue visitado desde que empezó a alborear en la capital rusa, pasadas las cuatro de la madrugada, por decenas de jóvenes y veteranos que portaban velas para recordar a los cerca de 39 millones de soviéticos muertos entre 1941 y 1945.
Estas cifras recientes, que corrigen la de 20 millones de muertos suministrada oficialmente en tiempos soviéticos, incluyen también a los perseguidos dentro del país por el régimen estalinista, sospechoso hasta la paranoia de tener una quinta columna de invasores en cada aldea.
Adolf Hitler lanzó contra la URSS 153 divisiones con 3,2 millones de hombres, 4.300 carros de combate, 4.980 aviones y 47.000 piezas de artillería, que, sumados a las tropas de aliados del Eje, formaron una ofensiva de 190 divisiones contra el Ejército Rojo.
La URSS tenía en el frente europeo 170 divisiones, 2.900.000 soldados controlaban la frontera por donde atacaron los nazis y en total el Ejército soviético superaba los 5.200.000 efectivos en aquel entonces.
Algunos de sus supervivientes se reunieron hoy con grupos de jóvenes ante el Museo Central de la Gran Guerra Patriótica (como denominan los rusos a la contienda contra la Alemania nazi), donde hay un memorial militar en el que se pueden ver algunas de las armas empleadas en ese conflicto.
La tumba del soldado desconocido también fue visitada por el patriarca de Moscú y de toda Rusia, Alexis II, cabeza de la Iglesia Ortodoxa rusa, que dedicó por todo el país servicios religiosos a los caídos en la guerra.