BUENOS AIRES.- Sindicalistas, desocupados y defensores de derechos humanos, aglutinados bajo el lema "Bloque Piquetero Nacional", marchaban este jueves a la Plaza de Mayo porteña, en repudio a la represión policial que causó el miércoles la muerte de dos manifestantes y heridas a 90, en una Argentina impactada por el crecimiento de la pobreza y la violencia.
Nerviosos preparativos de los manifestantes y el severo dispositivo de miles de policías convirtieron el centro de Buenos Aires en un páramo, con las avenidas y paseos públicos casi vacíos en horas centrales, tras el asueto declarado para empleados del Congreso y de otras reparticiones públicas.
La tensión crecía al ritmo de las acusaciones cruzadas entre dirigentes piqueteros y el Gobierno acerca de las responsabilidades por los graves hechos de violencia del miércoles, cuando policías cargaron con balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a unos 2.000 militantes de organizaciones piqueteras en la ciudad de Avellaneda, en la periferia sur de la capital.
Gobierno garantiza orden
El Gobierno advirtió que garantizarán el orden en las nuevas movilizaciones, ante el riesgo de que vuelvan a producirse choques, en una nación que tuvo un desarrollo respetable y ahora tiene a la mitad de la población hundida en la pobreza.
"Las fuerzas de seguridad actuarán con un gran despliegue preventivo para evitar que se repitan hechos de violencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos y los bienes", advirtió el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof.
Fuentes del Gobierno deslindaron la responsabilidad de la policía en las muertes, aunque testigos e imágenes de TV señalaron a los efectivos disparando al cuerpo de los manifestantes y tomando por asalto un local de Izquierda Unida donde hirieron a militantes con balas de goma.
El ministerio del Interior previno sobre la "posibilidad de que grupos minoritarios y violentos intenten repetir actos de vandalismo que pondrían en riesgo vidas y bienes materiales", tras los últimos piquetes de desocupados y pobres, en un país donde un 25% de la población activa no tiene trabajo.
Las organizaciones más radicalizadas de piqueteros y partidos de izquierda avanzaban por calles y avenidas hacia el centro, para concluir la jornada con una caminata desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, en el centro de Buenos Aires.
En la ciudad de Córdoba (segunda del país a 713 km al norte), sectores gremiales y sociales realizaron cortes de avenidas y luego una concentración para denunciar que en el gobierno "quieren meterle miedo al pueblo porque saben que no van a dar soluciones y sus políticas son entregarse a las exigencias del FMI", según Pablo Alvarez, de la central obrera opositora CTA.
Con dispar adhesión, se cumplía el paro de 24 horas convocado por la Confederación de Trabajadores Argentinos, con mayor fuerza en los gremios estatales y docentes.
"El saldo de dos muertos, casi una centena de heridos y cientos de detenidos son un trágico hito de falta de respuestas de los gobiernos nacionales y provinciales que están absolutamente sordos a todo reclamo del pueblo", denunció la Asociación del Magisterio de Santa Fe (centro-este).
Los médicos bonaerenses también se plegaron al paro de actividades para repudiar "la feroz represión ejercida sobre ciudadanos que reclamaban por trabajo, comida, educación y salud".
Los líderes piqueteros Luis D’Elía y Juan Carlos Alderete, organizados dentro de la CTA, sostuvieron que "lo ocurrido ayer (miércoles) pone una vez más en evidencia que esta política de hambre, miseria y entrega no puede aplicarse si no es con una brutal represión del pueblo".