LONDRES.- Dos inventores británicos dieron a conocer el viernes el prototipo de un dispositivo que puede solucionar los problemas de los teléfonos móviles. Su única desventaja es que para colocarlo es necesario un dentista.
Conocido como "diente telefónico", el dispositivo, que se coloca en un molar, permitiría a los usuarios recibir llamadas telefónicas, escuchar música, e incluso conectarse a sitios verbales de Internet sin que nadie que esté cerca los escuche.
"Se siente algo extraño. Es raro" dijo Caitlin Caddies, de ocho años, quien probó el viernes el prototipo en el Museo de Ciencia de Londres. "Pero me encantaría tenerlo si mis amigos pudieran llamarme por la noche cuando estoy en la cama, sin que mis padres lo supieran", agregó.
James Auger, de 31 años, y su socio Jimmy Loizeau, de 34, desarrollaron el aparato cuando participaban en un programa de maestría en el Royal College of Art de Londres sobre la forma en que la tecnología es aplicada actualmente.
Hasta ahora, ninguna empresa ha anunciado que producirá el invento. Pero Auger y Loizeau se han mudado a Dublín, Irlanda, para trabajar con Media Lab Europe, la empresa de investigación europea asociada con MIT Media Lab.
En teoría, el dispositivo permitiría a los espías recibir instrucciones secretamente, y a los atletas, escuchar en el campo a sus entrenadores.
Otros beneficiados podrían ser los inversionistas en bolsa que desean recibir órdenes de compra y venta de sus corredores 24 horas al día, así como los apasionados de los deportes que desean información en el momento del triunfo o derrota de sus equipos.
Sin embargo, el aparato también conocido como "molar móvil" no permitiría hacer llamadas convencionales.
Auger dice que el "diente telefónico" es sólo un dispositivo más diseñado para ayudar a la gente a familiarizarse con la tecnología existente, como los trajes de vuelo que permiten a los pilotos de combate manejar aviones a altas velocidades sin desmayarse.
Un pequeño receptor inalámbrico de baja frecuencia y un aparato que convertiría señales de audio en vibraciones mecánicas -que pasarían de la muela directamente al oído interno con sonidos claros- serían colocados en uno de los molares posteriores del usuario.
Otro pequeño dispositivo, fuera del cuerpo, permitiría el encendido y la programación del pequeño teléfono celular.
Los que acudieron a conocer el prototipo conocido oficialmente como implante dental de audio, probaron una imitación que incluía un walkie-talkie y una varita de plástico para mezclar cócteles que colocaron dentro de sus bocas para recibir vibraciones en sus molares.
La reacción pública fue de la fascinación al interés consumista, y del temor al dentista hasta el terror a la interferencia en la vida íntima.