CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II denunció hoy que el proceso de secularización que sufren las sociedades occidentales, en la que prevalece la búsqueda del poder y del éxito a todo coste y que hace a las personas insensibles y egoístas, dificulta la propagación del Evangelio.
El Papa hizo esta denuncia en el mensaje enviado al cardenal Lubomyr Husar, jefe de la Iglesia católica ucraniana de rito oriental, con motivo de la asamblea de esta iglesia conocida de manera despectiva por los ortodoxos como "uniata" (por ser bizantina y estar en comunión con Roma).
En su mensaje, hecho público hoy por el Vaticano, el Obispo de Roma recordó su visita a Ucrania entre el 23 y el 27 de junio del pasado año y manifestó que los largos años de ateísmo que padeció la ex república comunista soviética han marcado la historia del pueblo ucraniano.
"Al ateísmo se une la acción corrosiva que el proceso de secularización desarrolla con su visión materialista de la vida, que lleva a la búsqueda desenfrenada de un bienestar efímero y pasajero. Estas insidias que caracterizan a las sociedades occidentales hacen más difícil el diario esfuerzo para testimoniar el Evangelio", afirmó el Papa.
Juan Pablo II reiteró que en la sociedad moderna parece prevalecer la búsqueda del poder, del éxito a toda costa y del egoísmo que hace a las personas insensibles a las necesidades del prójimo.
Ante esta situación, el Pontífice subrayó que la Iglesia está llamada a proclamar y a testimoniar el respeto por la dignidad en todos los seres humanos.
El Papa animó a los católicos ucranianos de rito oriental a dedicar mayor atención a la familia, resaltando que el país aumenta cada día el número de divorcios y "se alarga la plaga del aborto".
También les exhortó a privilegiar a los jóvenes, que son -dijo- la esperanza y el futuro de la Iglesia, y a "invertir" con energía y medios en las formación de los mismos "para que el mundo juvenil pueda vencer la tentación de ilusionarse con espejismos y modelos falaces, dictados por el materialismo hedonista".
En Ucrania conviven dos iglesias católicas, una de rito oriental y otra latino, con tres iglesias ortodoxas, una de ella -la más poderosa- en comunión con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú.
Juan Pablo II animó a los "uniatas" a reforzar la comunión con los latinos y a acercarse y buscar la reconciliación con los ortodoxos.
