BUENOS AIRES.- Miles de manifestantes repudiaron hoy en la capital argentina la muerte de dos jóvenes, presuntamente a manos de la policía, en la más dura represión ocurrida en el país desde los violentos sucesos que en diciembre pasado desembocaron en la renuncia del entonces Presidente Fernando de la Rúa.
Desempleados, trabajadores y representantes de diversos partidos políticos y organizaciones de derechos humanos, se concentraron en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno argentino, y de forma pacífica protestaron por los hechos del miércoles pasado.
En aquella ocasión, grupos de desocupados y de izquierda que intentaban bloquear el puente Pueyrredón, uno de los principales accesos a la capital argentina desde el sur, se enfrentaron con la policía y los disturbios causaron la muerte de dos manifestantes.
Darío Santillán, de 21 años, y Maximiliano Kosteki, de 25, murieron por disparos de arma de fuego, que, según las pruebas que investiga la justicia, pudieron haber sido efectuados por policías.
Otras 20 personas resultaron heridas con proyectiles de plomo en medio de una operación de represión por la que permanecen detenidos cuatro policías de la provincia de Buenos Aires, incluido el comisario que coordinó a las fuerzas de seguridad en el puente Pueyrredón.
En la masiva protesta de hoy, a la que se adhirió la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la segunda fuerza sindical del país, los manifestantes cantaron el himno nacional, recordaron con el grito de "presente" a los jóvenes abatidos y entonaron cánticos contra la policía.
Antes de marchar hacia la Plaza de Mayo, un grupo de desempleados, sindicalistas y políticos realizó un acto en memoria de los dos jóvenes, a pocos metros de donde fueron asesinados el último miércoles.
Todo fue pacífico y sin un solo policía a la vista, aunque los manifestantes repudiaron con gritos de "asesinos, asesinos" a esta fuerza de seguridad, al tiempo que aplaudieron a Alberto Santillán, el padre de una de las víctimas.
Varias columnas de manifestantes se concentraron a las puertas de la sede del Parlamento antes de dirigirse a la Plaza de Mayo, mientras otras marcharon directamente hacia el histórico sitio frente a la Casa Rosada.
Una de ellas, la que accedía a la Plaza por la tradicional Avenida de Mayo, fue recibida con aplausos por vecinos que salieron a las calles y a los balcones de sus casas o locales comerciales.
Junto con los "piqueteros", como se llama en este país a quienes bloquean carreteras para expresar sus demandas de comida y trabajo, marcharon representantes de las organizaciones humanitarias Hijos, Madres de Plaza de Mayo, Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
También de los partidos políticos Izquierda Unida, Frente Grande y Argentinos por una República de Iguales (ARI), entre otros.
La manifestación fue controlada por agentes de la Policía Federal y el único hecho grave registrado fue un confuso episodio ocurrido en la localidad bonaerense de Remedios de Escalada, a unos 12 kilómetros al sur de la capital argentina, cuando un manifestante recibió un disparo de bala por parte de un desconocido.
Según testigos, el joven, perteneciente a una agrupación de desempleados e identificado como Luis Barrios, se dirigía a la Plaza de Mayo en una camioneta cuando un desconocido abrió una de sus puertas y le disparó en el pecho.
Multitudinarias manifestaciones de repudio se realizaron también en las ciudades de Mar del Plata, Córdoba, Rosario, San Miguel de Tucumán y San Salvador de Jujuy.
Mientras se desarrollaba la protesta, el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, informaba a los senadores sobre los graves hechos del miércoles pasado y los estudiantes de Secundaria de los principales colegios de la capital del país realizaban diversos actos de protesta por la muerte de los dos "piqueteros".