WASHINGTON.- Millones de estadounidenses saldrán hoy a las calles para celebrar el día de su independencia, hace 226 años, en un ambiente ensombrecido por las intensas medidas de seguridad tomadas ante el temor a ataques terroristas.
Cazas de la Fuerza Aérea vigilarán las principales ciudades del país y agentes especiales velarán por la tranquilidad de quienes presencien los desfiles para celebrar "de corazón" el día más patriótico del país, como pidió el Presidente, George W. Bush, el lunes.
Los pasos de los millones de personas que organicen comidas en los parques, recorran las calles agitando banderas y presencien los desfiles serán observados con cámaras especiales por policías que mirarán muy de cerca los asados, los conciertos al aire libre y los despliegues de fuegos artificiales.
Este primer 4 de julio desde los atentados del 11 de septiembre se celebrará en un ambiente de vigilancia, aun cuando el Gobierno ha insistido en que no existe una amenaza terrorista concreta.
Ese ambiente de recelo se extenderá a los estadounidenses en el exterior, a quienes el Departamento de Estado advirtió sobre el peligro de atentados.
En el gigantesco parque del Mall, en el centro de Washington y situado entre el monumento a Lincoln y el Congreso, con la Casa Blanca en medio, habrá 2.000 agentes de policía para cuidar a unas 500.000 personas que desafiarán los más de 34 grados centígrados de temperatura que hará al atardecer, según los pronósticos.
En Nueva York, embarcaciones, helicópteros, unidades antiterroristas y especiales del FBI, así como policías y cuerpos de bomberos estarán listos para actuar al anochecer cuando se inicien los fuegos artificiales.
El despliegue pirotécnico, llamado "Un tiempo para los héroes", se realizará desde barcazas y será presenciado por unos cuatro millones de personas, incluyendo más de dos millones congregadas en la ribera oriental de la isla de Manhattan.
Pese a las medidas de seguridad, las autoridades han tratado de tranquilizar a la población y han dicho que no existe una información específica o verosímil que señale que se hayan tramado ataques contra EE.UU. en esta fecha.
Por ello, han señalado que el estado de alerta es "amarillo elevado", es decir un punto intermedio en una escala cuyo nivel más alto es el rojo, que advierte sobre la inminencia de un ataque.
"Espero que todos los estadounidenses salgan mañana y den gracias por las muchas bendiciones que ha recibido nuestra nación", dijo Bush en un discurso en el que señaló que "el 4 de julio es el día en que celebramos la fantástica libertad que tanto apreciamos en EE.UU.".
Además de Washington y Nueva York, el ambiente cauteloso de las celebraciones se manifestará en otras ciudades.
En Filadelfia, donde se emitió la declaración de independencia en 1976, el secretario de Estado, Colin Powell, recibirá la Medalla de la Libertad protegido por policías, agentes y francotiradores en una ceremonia otrora de acceso público irrestricto.
En estados como Florida, las embarcaciones que tradicionalmente se hacen a la mar para presenciar desde allí los fuegos artificiales, han recibido orden de mantenerse alejados de barcos y puentes.
En San Francisco, en California, las autoridades han reforzado la seguridad en el puente del Golden Gate, una obra de ingeniería convertida en símbolo de la ciudad.
En ese mismo estado, los parques de atracciones han intensificado sus medidas ante la avalancha de turistas de este puente festivo, y el alcalde de Los Angeles, James Hanh, propuso aumentarlas en el aeropuerto internacional de la ciudad, el tercero más importante del país.
Las celebraciones no serán muy festivas en una decena de estados del centro del país cuyos bosques han quedado destruidos por los incendios forestales o en Texas, donde las autoridades declararon zona de desastre a 29 condados arrasados por las inundaciones en los últimos días.