KABUL.- Las fuerzas de seguridad afganas continúan la intensa búsqueda de los asesinos del vicepresidente Haji Abdul Qadir, ante la firme disposición del Gobierno de esclarecer el crimen que desató nuevas dudas sobre la restauración de la paz en el país, tras más de 23 años de guerra civil.
El Presidente afgano, Hamid Karzai, aseguró que está dispuesto a pedir ayuda a "sus amigos extranjeros" para capturar a los dos desconocidos que acribillaron a balazos a Abdul Qadir y a su chófer cuando salían el sábado de su oficina en el centro de Kabul hacia las 12.40 hora local.
Una comisión de cinco miembros establecida por Karzai lleva a cabo las investigaciones sobre el asesinato de Qadir y, si fuera necesario, afirmaron fuentes oficiales, el Gobierno pedirá ayuda a las Fuerzas Internacionales de Asistencia a la Seguridad (ISAF).
Según la televisión afgana, dos individuos que abandonaban en coche Kabul fueron arrestados en relación con el asesinato de uno de los tres vicepresidentes del Gobierno de transición, elegido el pasado mes por la Loya Yirga o Gran Asamblea, que confirmó en la presidencia a Karzai.
Además de los dos individuos arrestados cuando abandonaban Kabul, también fueron detenidos poco después del asesinato, por negligencia, los diez guardias de seguridad que hacían turno en el Ministerio de Obras Públicas donde fue acribillado Qadir y su conductor y yerno.
Un portavoz gubernamental, Omar Samad, calificó de terroristas a los autores del asesinato, mientras en Kabul abundan las especulaciones sobre los motivos que podrían estar detrás de la muerte del vicepresidente.
"Podrían ser señores de la droga, podrían ser rivales, quién sabe", declaró el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, haciéndose eco de las diferentes teorías sobre el asesinato de Qadir.
Los que sospechan que los motivos del asesinato fueron políticos señalaron que Qadir era uno de los pocos pastunes en la Alianza del Norte, coalición de partidos dominada por la etnia de los tayikos, que forzó la caída de los talibanes cuando entró triunfante en Kabul el pasado noviembre con la ayuda de los bombardeos de las fuerzas de la coalición antiterrorista.
El Gobierno afgano insistió en que este ha sido un asesinato aislado y que sus autores no impedirán "restaurar la paz y la estabilidad en el país", subrayó el portavoz Omar Samad.