BUENOS AIRES.- Los argentinos celebraron hoy un nuevo aniversario de su independencia inmersos en la crisis y en las protestas sociales, y sin visos de que se produzca la recuperación económica prevista por el presidente del país latinoamericano, Eduardo Duhalde.
Como es habitual, la histórica Plaza de Mayo de Buenos Aires fue el escenario del acto principal, al que se denominó "Por una definitiva independencia", y en el que miles de personas se congregaron de forma pacífica.
A la manifestación acudieron agrupaciones de "piqueteros", como se llama en este país a quienes bloquean carreteras para expresar sus demandas de trabajo y alimentos, partidos de izquierda y agrupaciones sindicales y estudiantiles.
También participaron organizaciones de derechos humanos y muchas asambleas barriales, que surgieron de forma espontánea a finales del año pasado para reclamar soluciones a la grave crisis que sufre Argentina.
Los manifestantes reclamaron cambios en la política económica del Gobierno, gritaron consignas contra el presidente Duhalde y la clase dirigente, y rechazaron la presencia en Buenos Aires de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se halla en este país para intentar avanzar en un acuerdo de asistencia financiera.
Además repudiaron la muerte de dos desempleados, presuntamente a manos de la policía, durante una manifestación el pasado 26 de junio.
Lejos de su optimista discurso de marzo pasado, cuando pronosticó que el pueblo celebraría este nueve de julio el fin de un proceso de recesión de cuatro años, además de la independencia, Duhalde advirtió hoy de que Argentina "está en peligro", y señaló que el país está ante la disyuntiva de "refundar la nación o perderlo todo".
En un acto celebrado en la ciudad norteña de Tucumán, donde en 1816 se declaró la independencia de España, el jefe del Estado argentino llamó a "reencauzar la vía institucional", al aludir a su decisión de adelantar las elecciones presidenciales para marzo de 2003.
"Este gobierno eligió el camino del cambio a través de la voluntad popular, tal como sucedió en 1816. Es la oportunidad de erguirse ante la historia", dijo Duhalde en el discurso que ofreció en la Casa de Tucumán.
El gobernante insistió en que Argentina "está en peligro" y que de la actual situación crítica sólo se puede "salir" en unidad, por lo que reclamó a los dirigentes políticos que "escuchen el llamado de la patria y el reclamo del pueblo" para "refundar" el país.
"La República Argentina está en peligro: años de manejos y políticas equivocadas nos han llevado a una situación crítica de la que solo podemos salir si andamos juntos", reiteró.
Para Duhalde, "nadie debe estar excluido en la construcción de un proyecto nacional de desarrollo y justicia social basado en la producción y el trabajo".
Antes de pronunciar su discurso, el presidente argentino asistió a una misa celebrada en la Catedral de la capital provincial y en la que el arzobispo de esa ciudad, Héctor Villalba, afirmó que "el pueblo está ansioso de que se gobierne con honradez".
"Hacen falta hombres con grandeza de alma que pongan remedio a la decadencia moral y social" que padece Argentina, precisó el religioso, tras lo cual sentenció que se necesitan hombres "que tengan el coraje de poder calmar y de ser promotores del bien común".
También advirtió de que el "silencio" que reina hoy en medio de tanta desolación "permite escuchar los gritos de angustia de los más necesitados", aunque condenó al "hombre que anestesia su conciencia para no prestarle atención".
No fue tan pacífica la conmemoración del Día de la Independencia en algunos puntos del interior del país.
En la ciudad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba (centro del país), diez personas fueron detenidas cuando se enfrentaron con la policía durante un acto encabezado por el gobernador, José Manuel De la Sota.
Asimismo se produjeron incidentes menores en las ciudades de Neuquén y General Roca, en el sur del país.