WASHINGTON.- El fuerte déficit presupuestario que el Gobierno de EE.UU. prevé para este año fiscal, de 165.000 millones de dólares, se suma a las preocupaciones económicas del presidente George W. Bush, que ve los datos con preocupación cara a las elecciones legislativas de noviembre.
La Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca divulgó hoy que el actual año fiscal acabará el 30 de septiembre con un déficit de 165.000 millones de dólares, frente al superávit de 127.000 millones del pasado ejercicio, el segundo mayor logrado hasta ahora.
Los datos oficiales incluyeron también una revisión al alza de 0,8 puntos en el crecimiento económico previsto para este año, que pasará al 2,6 por ciento, con incrementos aún más fuertes del 3,4 por ciento para los años 2003 y 2004.
Las previsiones oficiales incluyen además el mantenimiento del desempleo, actualmente en el 5,9 por ciento, que se reduciría progresivamente hasta el 5,3 en el 2004.
Para el Gobierno, la preocupación sobre el presupuesto es doble: además de que será el primer déficit desde el año fiscal 1997, la cifra prevista supone un fuerte aumento respecto a la proyección de febrero, que lo establecía en 106.000 millones de dólares.
Incluso, según proyecciones realizadas en el Comité de Presupuesto del Senado, el déficit para este año podría ser aún mayor, y rozar los 200.000 millones de dólares.
Las malas cifras se deben, según el Gobierno, a una caída imprevista de los ingresos fiscales por los menores beneficios del capital ante el declive de los mercados financieros, lo que además añade presión a Bush para devolverle la confianza al sistema económico tras los graves escándalos financieros de los últimos meses.
"El mercado de valores y los ingresos por beneficios de capital que genera se han hecho cada vez más importantes en las previsiones del Gobierno federal", señaló la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca en un comunicado.
La Casa Blanca confía en que recuperará el equilibrio presupuestario en el ejercicio 2005, aunque insistió en que para ello es necesario que el Congreso modere el gasto, lo que genera nuevas disputas entre Ejecutivo y Legislativo.
Las nuevas cifras rápidamente desataron reacciones políticas, y la oposición demócrata aprovechó para criticar el recorte de impuestos que Bush impulsó el año pasado.
El déficit sube "en progresión geométrica", denunció el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, quien calificó de "desastre" la política fiscal del Gobierno republicano.
Daschle señaló que una solución al déficit podría residir en revertir parte de la reducción de impuestos, "pero el Gobierno se opone una y otra vez".
En la Casa Blanca, el portavoz Ari Fleischer señaló que "el primer trimestre de este año la economía creció más de un 6 por ciento, en buena parte gracias al recorte fiscal".
Fleischer recordó que, además, el origen del déficit está en la recesión que sufrió el país durante parte del año pasado y los gastos extraordinarios que ha generado la guerra contra el terrorismo.
Después de que Bill Clinton logró en su segundo mandato equilibrar el presupuesto y lograr superávit récords, la vuelta al déficit con Bush puede convertirse en un arma electoral para los demócratas en los comicios legislativos de noviembre.
La reducción de impuestos, por un total de 1,35 billones de dólares en diez años, se aprobó asumiendo que la economía crecería de forma ininterrumpida en una década, lo que llevaría el superávit a cifras astronómicas.
Ahora, los demócratas denuncian que la vuelta al déficit obligará al Gobierno a usar los fondos de la Seguridad Social, que pagan las pensiones públicas de jubilación.