KIEV, Ucrania.- Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia sellaron hoy un pacto de cooperación para afrontar las amenazas del terrorismo en el Cáucaso y este de Europa, con la prioridad de asegurar un corredor de transporte energético en la región.
Los presidentes de los países miembros de la organización GUUAM (nombre formado por sus iniciales), con la excepción de Uzbekistán, que está considerando su salida de este grupo regional, firmaron una declaración conjunta en la ciudad ucraniana de Yalta, en la península de Crimea.
La elección de Yalta para albergar esta cumbre no ha sido una casualidad y se ha hecho hincapié en que en esta ciudad del Mar Negro, en 1945, Winston Churchill, Josef Stalin y Theodore Roosevelt decidieron la reorganización de Europa.
"Proclamamos la resolución de nuestros estados para proveer de bases legales, políticas y organizativas a la lucha contra el terrorismo internacional, el separatismo, la intolerancia y el extremismo", señaló la declaración de este organismo creado en 1997.
Los presidentes de Ucrania, Leonid Kuchma; de Georgia, Eduard Shevardnadze; de Moldavia, Vladímir Voronin, y Azerbaiyán, Heidar Alíyev, también manifestaron su compromiso de combatir el lavado de dinero negro y la financiación de actividades terroristas.
Como puntal de la declaración, los ministros de Exteriores del GUUAM firmaron un acuerdo intergubernamental sobre cooperación antiterrorista y lucha contra el crimen organizado.
Los participantes en la cumbre de Yalta también suscribieron un acuerdo destinado al establecimiento de una zona de libre comercio entre los miembros del GUUAM.
Según el presidente ucraniano Kuchma, la creación de una zona de libre comercio facilitará la puesta en marcha de los proyectos de transporte de petróleo desde el mar Caspio hacia Europa y la creación de un corredor de transporte de energía en la zona.
"Desde el punto de vista de la aplicación del concepto de las rutas múltiples para el transporte de los recursos energéticos del Caspio, este proyecto (el corredor de transporte) es una prioridad estratégica de nuestra organización", aseguró Kuchma.
El acuerdo para sentar las bases del corredor de transporte energético llega a la región del Cáucaso y la cuenca del Caspio, cuando se están planteando nuevas dificultades para la puesta en marcha de algunas de esas rutas de oleoductos hacia Europa.
La construcción de la principal de estas rutas respaldada por Occidente, el oleoducto Bakú-Ceyhán, está retrasada de acuerdo con el calendario original debido al auge de los costes, a la falta de consenso entre las compañías y estados que la sufragarán, así como a la inestabilidad de Turquía.
Las disputas en torno a ese oleoducto, que unirá las terminales petroleras de Azerbaiyán con el puerto turco de Ceyhán, en el Mediterráneo oriental, también han puesto de relieve las diferentes facciones en política energética que existen en Estados Unidos.
Este país fue el propulsor principal de la ruta Bakú-Ceyhán desde que se dio un espaldarazo al proyecto en Estambul en 1999 hasta la llegada del nuevo presidente norteamericano al poder, George Bush.
Algunas de las familias petroleras estadounidenses más cercanas a Bush son partidarias de asegurar otras alternativas a Bakú-Ceyhán, como las que ofrece el Consorcio de Oleoductos del Caspio (CPC, en sus siglas inglesas), que lleva crudo desde el norte del mar por territorio ruso hasta el Mar Negro.
Aunque Rusia aparece como controladora del CPC, en él interviene también con muchos millones de dólares la norteamericana Chevron, que trabaja desde hace años en los yacimientos kazajos de Tenguiz, en el norte del Caspio.
A pesar del impulso dado a la cooperación, la cumbre de Yalta se ha visto ensombrecida por la ausencia de Uzbekistán, uno de los miembros del GUUAM que el pasado 14 de junio anunció que abandonaba la organización.
Presiones posteriores de EEUU -país que auspició la creación de GUUAM- hicieron que Uzbekistán diera un mensaje ambiguo y señalara que estaba reconsiderando su participación en el organismo, al que se adhirió más tarde que los otros miembros, en 1999.
Sin embargo, la cumbre de Yalta sólo contó con la presencia del cónsul uzbeko, como muestra del alejamiento de Tashkent, que tiene la vista puesta en otros espacios para su cooperación con EEUU, por ejemplo como su cabeza de puente militar en Asia Central.