ROMA.- El descarrilamiento del tren Palermo-Venecia en el que han muerto ocho viajeros ha desatado las críticas de los Verdes y sindicato contra el Gobierno, al que acusan de mantener en Sicilia líneas férreas tercermundistas y pensar sólo en "obras faraónicas absurdas" como el Puente del Estrecho de Messina.
El tren "Freccia della Laguna", en el que viajaban 190 personas, descarriló por causas todavía desconocidas a 30 kilómetros de Messina, la ciudad desde la que parten todos los barcos que unen Sicilia con la península.
En esos grandes barcos viajan los trenes, así como coches y camiones.
El accidente se produjo entre las estaciones de Venetico y Rometta Marea, en la provincia de Messina.
El tren, que había partido desde Palermo, la capital siciliana, a media tarde y tenía previsto llegar en la mañana de hoy a Venecia, se salió de la vía, estrellándose contra una casa de peón caminero cuyos habitantes no se encontraban, por fortuna, en su interior.
Los ferrocarriles italianos y el Gobierno han ordenado tres investigaciones para descubrir las causas del accidente, ocurrido en la misma zona donde en 1979 chocaron otros dos trenes y fallecieron doce personas.
Aunque en un principio se aseguró que el accidente había sido propiciado por el derrumbamiento de un puente, expertos ferroviarios lo descartaron y afirmaron que las causas pueden haber sido un fallo en el sistema de cambios de agujas o en la locomotora, o que haya cedido el terreno en el que se apoyan las vías.
El tren estaba compuesto por la locomotora y siete vagones. La máquina se salió de las vías chocando contra la casa, mientras los vagones se empotraron unos contra otros y algunos quedaron colgando sobre un barranco existente en la zona.
Un centenar de militares, personal de los ferrocarriles, bomberos, policías y numerosos voluntarios participan en las tareas de rescate, ayudados por grandes grúas.
Aunque el recuento oficial es de ocho muertos, no se descarta que el número pueda aumentar, ya que treinta personas resultaron heridas, algunas de extrema gravedad.
Los heridos permanecen hospitalizados en centros sanitarios de Messina.
Entre los muertos se encuentran un maquinista del tren, un matrimonio marroquí y sus dos hijos residentes en Messina y una joven de familia italiana pero nacionalizada alemana.
Nada más conocerse el accidente los sindicatos del sector acusaron al Gobierno de mantener líneas férreas viejas y le exigieron inmediatas inversiones en mejoras y seguridad.
Las grandes centrales sindicales (CGIL, CISL y UIL) denunciaron que las vías "técnicamente son las mismas" que cuando se construyó la línea a finales de 1800, en la época de la Unidad de Italia.
Los sindicatos denunciaron que en la línea Palermo-Messina es muy corriente que los trenes se queden parados en mitad de la misma debido a que se han roto los cables o se ha deformado un raíl.
Los Verdes, por su parte, acusaron al Gobierno de pensar sólo en obras faraónicas que no sirven a las necesidades de Sicilia.
A este respecto, el verde Alfonso Pecoraro Scanio, ex ministro de Agricultura, dijo que el titular de Transportes, Pietro Lunardi, sólo piensa en gastar decenas de miles de millones de euros en la construcción del puente del estrecho de Messina que unirá Sicilia con la península, mientras sigue abandonada toda la red ferroviaria de la isla.
"Es una obra faraónica y absurda", dijo Pecoraro Scanio, que aseguró que el Gobierno de Silvio Berlusconi "insulta" al sur, falto de agua y con comunicaciones tercermundistas.
El viceministro de Economía, Gianfranco Micciché, el hombre fuerte de Berlusconi en Sicilia, salió al paso de las críticas afirmando que fueron los ecologistas los que impidieron que se doblase la línea ferroviaria Palermo-Messina.
Los ferrocarriles italianos aseguraron que la línea se encontraba en buen estado y que la locomotora del tren siniestrado había sido revisada recientemente.