TORONTO, Canadá.- El Primer Ministro de Canadá, Jean Chrétien, extendió una invitación al Secretario Ejecutivo de la Delegación Chilena, Felipe Huneeus, para la ceremonia de bienvenida privada que se realizará en honor a la llegada a Canadá del Papa Juan Pablo II. Ésta será mañana martes 23 de julio a las 13:00 hrs. y a ella asistirán sólo 80 personas.
En contacto telefónico, el Director Mundial de la Jornada Mundial, el Padre Thomas Rosica, explicó que esta invitación obedece a que "he conocido cómo los medios de comunicación canadienses de prensa y televisión han estado muy interesados en mostrar la alegría de los jóvenes chilenos. Yo quiero felicitarlos por su preparación y la organización que han realizado en Chile desde hace más de un año. Les digo también que el Encuentro Continental que han organizado el año 1998 nos ha servido de valiosa experiencia para organizar la XVII Jornada Mundial de la Juventud, Toronto 2002. Nosotros hemos querido agradecerles invitando a Felipe, Director Ejecutivo de vuestra Delegación Chilena, para que asista a la recepción privada que se le hará al Papa el próximo 23 de julio, cuando llegue a Canadá".
Luego de esta recepción privada, el Santo Padre tomará algunos días de vacaciones en Strawberry Island, para luego reaparecer en la misa inaugural el 25 de julio en Exhibition Place, Toronto. El 27 de julio será su siguiente aparición pública, donde acompañará a los jóvenes en la vigilia en Downsview Park, para luego, y finalmente, celebrar una multitudinaria misa de despedida durante la mañana del 28 de julio.
Miles de peregrinos de todas las nacionalidades convergían este lunes hacia Toronto para asistir a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), que intentan despertar el fervor religioso en este centro económico canadiense.
En los últimos días arribaron a Canadá decenas de miles de jóvenes de unas 170 nacionalidades, que se alojan con familias canadienses.
El fin de semana se organizaron conciertos en Montreal y se dio una gran misa en un estadio de Calgary, además de verse en las grandes ciudades numerosos grupos de jóvenes cantando al compás de las guitarras.
Cerca de Saint-Thomas, una pequeña ciudad a unos 200 kilómetros de Toronto, unos 24.000 jóvenes de 76 países, según los organizadores, tomaron el camino a Toronto, formando una larga caravana de 200 automóviles.
Otros 500 autos partían de Montreal también con destino a Toronto, donde se espera la presencia del Papa Juan Pablo II este martes para dar comienzo a las jornadas juveniles, una semana de celebraciones de la fe católica en las cuales se esperan 195.000 peregrinos.
Esta cifra es una decepción para los organizadores, que esperaban en un comienzo a unas 750.000 personas, y luego recortaron sus expectativas a 350.000.
Pero el temor a los aviones desde los atentados terroristas del 11 de septiembre en EE.UU., la salud vacilante del Papa que hizo dudar de su venida a Canadá y el elevado costo de los pasajes dan cuenta de muchas ausencias.
"En París (1997), había sólo 50.000 inscritos el primer día, pero hubo un millón de personas durante la misa de clausura", confió sin embargo a la prensa el padre Thomas Rosica, director canadiense de las JMJ.
Por el momento, las delegaciones más numerosas son la canadiense (42.000) y la norteamericana (55.000), seguidas de las europeas, un contingente insuficiente para salvar el acontecimiento del abismo financiero que lo amenaza.
En las estaciones de trenes y autobuses, y en el aeropuerto, los voluntarios reciben a los recién llegados y los dirigen a las familias canadienses que hospedan a los asistentes o a los albergues destinados a ellos.
A la espera de la invasión de peregrinos, la capital financiera canadiense parece sin embargo desprovista de una fiebre distinta de la que agita a todas las plazas bursátiles internacionales.
La señal más notoria del acontecimiento en Toronto es el creciente número de mochilas rojas en las calles, el regalo reservado a los peregrinos, entregado con un rosario de plástico verde, una cruz de madera barnizada y un cirio para encender durante la vigilia de la noche del sábado.
Para cuidar su salud, el Papa sólo hará dos breves apariciones antes de la gran misa del domingo, descansando el resto del tiempo en la Strawberry Island, ubicada en un lago a unos 100 kilómetros de allí.
Los voluntarios ya están en actividad en Exhibition Place, el inmenso parque de exposiciones donde se desarrollarán las actividades más relevantes de las jornadas. Ya hay ventas de recuerdos como camisetas, libros y videos, que contribuirán a recuperar la inversión de los organizadores.
Un poco más lejos, una serie de puestos provisorios de diferentes congregaciones intentarán despertar vocaciones entre los asistentes, en caída libre en el mundo occidental.
Tres millones de hostias y 752 litros de vino de mesa están previstos para esta semana de celebraciones, que movilizan a 2.000 sacerdotes y 500 obispos.
Los católicos contrarios a las posiciones del Papa lanzaron este lunes el "Desafío a la Iglesia", una serie de reflexiones sobre los grandes temas polémicos, como el matrimonio de los sacerdotes, la ordenación de las mujeres, la contracepción y el aborto.