GUAYAQUIL.- Presidentes de una Sudamérica surcada por un reguero de crisis económicas, políticas y sociales se reunirán mañana viernes y sábado en Ecuador para discutir los caminos que debe tomar la integración regional para estabilizar al subcontinente.
De la cita participarán los líderes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú y Venezuela; mientras el mandatario de Uruguay -con asistencia casi perfecta a los encuentros presidenciales- debió desistir por la agudización de la crisis económica en su país.
A pesar de disparidades históricas y culturales, los países sudamericanos quedaron en los últimos meses unidos por la consternación causada por las turbulencias que los afectan y que casi no dejaron rincón del continente indemne.
Formalmente, la cumbre debe abordar la integración de la infraestructura en la región, pero una fuente diplomática de la delegación argentina dijo a Reuters que "el tema de la crisis es insoslayable".
Y no es para menos.
Mientras en Brasil el liderazgo de un político de izquierda en los sondeos para las elecciones presidenciales de octubre llevó al real a un mínimo histórico, en Argentina el Presidente Eduardo Duhalde hace malabarismos para que la peor crisis económica en la historia del país no destruya su ya baja popularidad y deba abandonar el poder.
En tanto, la ausencia en la cumbre del Mandatario uruguayo, Jorge Batlle, dejó en claro la gravedad de la crisis económica en la otrora "Suiza de Sudamérica".
El pequeño país está siendo golpeado por una corrida en su históricamente sólido sistema bancario, que redujo en más de 70 por ciento las reservas del Banco Central y llevó al gobierno a liberar la cotización de la moneda local, que se hundió en una espiral bajista desde entonces.
Para evitar una catástrofe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se apuró a auxiliar a Brasil y Uruguay, especialmente a este último, cuyos problemas en gran parte son productos del contagio de la crisis argentina.
Pero se resiste a socorrer a Argentina, de quien desconfía sobre sus promesas de austeridad fiscal y la inestabilidad política de su Presidente.
En Venezuela, a los problemas económicos -el Producto Interno Bruto se contrajo 4,2 por ciento en el primer trimestre- se suma la endeblez del gobierno del Presidente Hugo Chávez, quien fue brevemente derrocado en abril por un golpe de Estado y que enfrenta masivas manifestaciones en su contra.
Para el Presidente paraguayo, Luis González Macchi, cuyo país también enfrenta una corrida bancaria, conseguir la solidaridad regional a su gobierno se convirtió en una prioridad en medio de acusaciones sobre que su rival político, el ex general Lino Oviedo, intenta desestabilizarlo desde su exilio en Brasil.
También necesita del espaldarazo el peruano Alejandro Toledo, cuando a casi un año de su asunción su popularidad cayó estrepitosamente.