MEXICO DF.- El indígena mexicano Juan Diego se ha convertido en una buena carta para los comerciantes y su humilde imagen inunda las calles de la capital, a un nivel que sólo se concebía con el legendario Ernesto "Che" Guevara o con el taquillero Hombre Araña ("Spiderman").
Juan Diego se convertirá en el primer santo indígena de América, en el marco de una visita del Papa Juan Pablo II a México esta semana, la quinta de su pontificado a la nación latinoamericana y que estará dedicada a los indígenas.
Conforme se acerca el día de su canonización, la tímida figura de Juan Diego inunda llaveros, tasas, gorras, playeras, discos, medallas, imanes, cuadros, estampas y hasta relojes en cientos de tiendas y puestos callejeros de la capital mexicana.
Muchos mexicanos están imponiendo la "Juan Diegomanía" con la compra de productos, aunque lo hacen más con la intención de tener un recuerdo de lo que será un hecho histórico, que por la fe en el indígena a quien según los católicos se le apareció la Virgen de Guadalupe en el siglo XVI.
"Es el recuerdo y creo en la Virgen (de Guadalupe). Nosotros vemos a Juan Diego como a quien se le apareció la Virgen pero pedirle a él (un milagro) todavía no", dijo Elodia Rodríguez, una mujer que compraba en una tienda artículos conmemorativos.
México, de 102 millones de habitantes, es el segundo país del mundo tras Brasil con mayor número de católicos.
Los precios de los artículos de Juan Diego que se consiguen en las calles del centro de la ciudad de México o en las tiendas aledañas a la Basílica, el santuario de la Virgen de Guadalupe, van desde los 30 centavos de dólar hasta más de 400 dólares.
Una pareja inseparable
Para muchas personas no sería lo mismo ver bailar a Ginger Rogers sin Fred Astaire o a Batman peleando sin su aliado Robin. Algo similar pasa en México con las imágenes que se venden de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego.
En casi todas las estampas, que valen en promedio unos 30 centavos de dólar, Juan Diego aparece con su tilma --una manta de algodón que llevan los hombres del campo a modo de capa, anudada sobre el hombro-- extendida y llena de rosas, mostrando una imagen de La Virgen de Guadalupe.
Según la historia, en 1531 --10 años después de la conquista española-- la Virgen se le apareció en cuatro ocasiones a Juan Diego y le pidió que a su nombre solicitara al primer obispo de México la construcción de un templo dedicado a ella.
El obispo no creyó a Juan Diego cuando contó su relato, por lo que la Virgen pidió al indígena llevar en su tilma decenas de rosas y ofrecerlas al clérigo como prueba.
Temeroso, el humilde indígena se presentó una vez mas ante el obispo con su tilma llena de rosas y en cuanto las dejó caer al suelo, una imagen de la Virgen estaba plasmada milagrosamente sobre la prenda, convenció al obispo y construyeron una iglesia.
La imagen mariana algunas veces va acompañada de un postrado Juan Diego, por el cual, según la iglesia mexicana, se logró catequizar a los indios con mayor rapidez.
"A la gente no le gustan mucho las figuras de Juan Diego que no traen en el ayate a la Virgen", dijo Gabriela Rodríguez, esposa del dueño de una tienda que desde hace más de 80 años vende imágenes católicas en el centro histórico.
Para Guillermo Ranzauer, obispo de la diócesis de San Andrés Tuxtla, en el sureño estado de Veracruz, quien buscaba una imagen de Juan Diego en las tiendas de la Basílica, el indígena no puede estar desligado de la Virgen de Guadalupe.
"Los mexicanos aunque conocían a Juan Diego no lo habían valorado, los mexicanos hemos recibido a la Virgen por intermediación de Juan Diego y por eso siempre tiene que estar relacionado a ella", dijo.
Pese a la reciente popularidad de Juan Diego, la figura que más vende es la de la Virgen de Guadalupe, llamada "La Lupita" por sus fieles, seguida ahora por la del indígena y la del Papa.
"Figuras de Juan Diego se venden dos o tres por día, del Papa casi no y de la Virgen hasta 100 imágenes diarias", explicó Alejandra Prina, dueña de una tienda religiosa del centro de la capital que en promedio gana poco más de 1.000 dólares diarios.
Desde una vela hasta el "kit oficial"
¿Qué quiere tener de Juan Diego?, las tiendas mexicanas le ofrecen de todo: desde una veladora hasta una réplica de su ayate o un magno cuadro de su imagen oficial, a diversos precios.
Por ejemplo las veladoras cuestan poco más de un dólar, las playeras van de los 6,7 dólares hasta los 10,30 dólares si son oficiales; las imágenes de bulto --de diversos materiales-- van desde los 1,5 dólares hasta más de 400 dólares.
Los llaveros e imanes pueden costar entre uno y cuatro dólares, mientras que las tasas y las gorras alrededor de cinco y seis dólares, los platos conmemorativos hasta nueve dólares y frazadas de la Virgen, el Papa o Juan Diego por unos 11 dólares.
En algunas tiendas se pueden adquirir artículos más lujosos como medallas de oro y plata que cuestan unos 31 dólares, hasta una réplica del ayate de Juan Diego por 1.100 dólares.
Además, la Basílica puso a la venta el "kit oficial": un manto de la Virgen de Guadalupe en plata por 412 dólares; una pila bautismal con la imagen de Juan Diego en 154 dólares y la oración del indígena en alpaca en 20 dólares, entre otros.
Tan sólo en la única tienda de la Basílica y en donde no se venden esos artículos, en las últimas tres semanas se han vendido otros por una cantidad diaria de entre 2.000 y 2.500 dólares.
Sin embargo, por seguridad esa y todas las tiendas aledañas a la Basílica cerrarán durante la visita del Pontífice, del 30 de julio al 1 de agosto.
"Van a cerrar porque dicen que el Papa va a dormir aquí", dijo la vendedora de una tienda que pidió el anonimato y que no sabía que oficialmente el Papa dormirá en la Nunciatura.