LONDRES.- Científicos japoneses lograron cultivar óvulos inmaduros de roedores en el laboratorio y después los usaron para crear animales sanos, un logro que podría ayudar a las pacientes con cáncer a ser madres.
Si los resultados se pueden duplicar en animales mayores y en seres humanos, para lo que aún falta mucho tiempo, los ovarios de las niñas diagnosticadas con cáncer podrían extraerse antes de que comiencen el tratamiento contra la enfermedad para conservar la fertilidad y crear bebés a través de la fertilización in vitro.
"Nuestro sistema podría ayudar a las mujeres que reciben quimioterapia o radioterapia a ser madres posteriormente, si primero extraemos los ovarios", dijo Izuho Hatada, de la Universidad de Gunma en Japón, en un informe publicado en la revista Nature.
La quimioterapia y la radiación pueden dañar los ovarios y dejar infértiles a las pacientes. Hatada y su equipo demostraron que los óvulos de ratonas pueden desarrollarse en cultivos de laboratorio para luego producir una progenie sana.
"Será posible regenerar los óvulos de ovarios extraídos antes de que las pacientes se sometan a quimioterapia o radiación", dijo Hatada en una entrevista por correo electrónico.
Los óvulos de mujeres mayores se pueden extraer antes del tratamiento contra el cáncer y, si tienen parejas, se fertilizan y después los embriones se guardan congelados.
Algunos expertos en fertilidad también están ofreciendo a las mujeres la opción de congelar sus óvulos, aunque los críticos de este método alegan que aún está en fase experimental.
Pero estos métodos no son posibles para las pacientes jóvenes que no poseen óvulos bien formados. Antes de hacer pruebas con seres humanos, Hatada recalcó que la técnica ha de emplearse en animales mayores y en ratonas creadas mediante este proceso para comprobar que es seguro.
Los hallazgos podrían también mejorar la comprensión científica de la infertilidad y cómo se desarrollan los óvulos, así como explicar por qué ocurren los defectos congénitos.
Asimismo, podrían ayudar a salvar especies en vías de extinción mediante el uso de óvulos inmaduros de animales raros para continuar su proliferación.
Los científicos cultivaron óvulos de ratonas durante 28 días. Para su desarrollo, transfirieron el material genético a un óvulo maduro extraído de una ratona adulta, valiéndose de la misma técnica que se usó para crear a la oveja Dolly.
Cuando los óvulos maduraron, los fertilizaron y transfirieron los embriones a madres suplentes que luego parieron 16 ratones sanos.
Hatada y su equipo dijeron que no se detectaron anomalías obvias y que los ratones resultantes fueron fértiles después de la pubertad.