BOGOTA.- En medio de una escalada de violencia guerrillera y con una economía marcada por un alto desempleo, Alvaro Uribe juró este miércoles como nuevo Presidente de Colombia para el periodo 2002-2006 con la promesa de aplicar mano dura.
De esta manera, el candidato liberal reemplaza al conservador Andrés Pastrana, quien se vio dificultado de ejercer un buen gobierno en los 4 años de su administración, producto de las infructuosas gestiones de paz que intentó realizar con los grupos guerrilleros y de narcotraficantes que operan en el país.
Las cosas no fueron bien para Colombia ni para la política de Estados Unidos en la nación sudamericana durante los cuatro años de la presidencia de Andrés Pastrana, y por ello el gobierno de George W. Bush espera una mejoría con el nuevo Presidente Alvaro Uribe, que asumió el mando de la nación este tarde.
Colombia es una nación importante para Estados Unidos, pues de allí sale el 80% de la cocaína del mundo, que en gran parte termina en territorio estadounidense.
La política norteamericana desde el 2000 ha sido de ayudar a Colombia a neutralizar a las guerrillas izquierdistas mediante la erradicación de cultivos para narcóticos, la principal fuente de manutención de los rebeldes.
La fórmula dejó a la guerrilla con escaso financiamiento que le obligó a negociar un acuerdo de paz con el gobierno.
Sin embargo, los esfuerzos no dieron resultado. El fracaso de Pastrana de concretar un proceso de paz ha sido su mayor decepción. Cedió una extensa área de territorio del sur de Colombia a las FARC con la esperanza de crear un ambiente adecuado para las negociaciones, pero el intento fracasó.
Las autoridades norteamericanas respaldaron su esfuerzo públicamente, mientras que en privado expresaban dudas de que el proceso llegara a algún lado. Pastrana abandonó el plan en febrero, y sus desilusionados compatriotas recurrieron a Uribe en las elecciones presidenciales de mayo, atraídos por su promesa de un gobierno de "mano firme y un gran corazón".
Uribe asumió la presidencia en una ceremonia a la que asistió una amplia gama de personalidades extranjeras, entre las que figura el representante de comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick; y el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
La frustración de los colombianos por los escasos resultados con Pastrana es similar a la de Washington. Con fuerte apoyo del gobierno de Bush, el Congreso aprobó recientemente el derecho a usar los equipos militares suministrados por Estados Unidos para combatir a los rebeldes. Previamente estos sólo podían ser usados en operaciones antidrogas.
Las FARC perdieron la confianza de muchos en Washington, sin mencionar a los sectores de Colombia, al destruir infraestructura civil y volar centenares de torres de alta tensión y docenas de puentes.
Algunos grupos liberales se preguntan si el ascenso de Uribe podría significar el incremento de la violencia sin que se den pasos para un acuerdo negociado.
Lisa Haugaard del grupo "Latin America Working Group", de Washington, dijo que "después de 40 años y miles de civiles muertos, una paz negociada parece la única solución. Las propuestas de Uribe para intensificar la guerra podría llevar a Colombia a una mayor violencia, y consigo a Estados Unidos".
Las FARC es uno de los grupos armados del que Uribe debe cuidarse. Los otros son el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un grupo izquierdista más pequeño; y un grupo paramilitar derechista, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Estos figuran como organizaciones terroristas en la lista del Departamento de Estado.
Sólo el año pasado el balance de muertos fue de 3.500 entre civiles y militares, en tanto que a causa del conflicto unas 300.000 personas han abandonado sus pueblos.