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Ordenes católicas contra la expulsión de curas pederastas

Jesuitas y los franciscanos, entre otras señalan que los abusos sexuales con niños son "horrendos" y apuntan que "esos curas o hermanos han roto los lazos de confianza que se les habían depositado. Pero, a la vez, señalan que los sacerdotes que han podido cometer abusos son "hermanos" y que "siguen siendo un miembro de nuestra familia".

11 de Agosto de 2002 | 11:02 | EFE
FILADELFIA, EE.UU..- Destacadas órdenes católicas, entre ellas los jesuitas y los franciscanos, han apoyado mantener lejos de los niños a los sacerdotes acusados de pederastia pero no retirarlos de sus funciones, en contra de lo decidido por los obispos de EE.UU.

Reunidos en Filadelfia durante el fin de semana, los líderes de órdenes católicas como capuchinos, carmelitas o benedictinos, de las que forman parte 25.000 sacerdotes, se mostraron en contra de la política de ’tolerancia cero’ adoptada por la Conferencia Episcopal estadounidense en una reunión extraordinaria en junio pasado.

La decisión de esas órdenes, que no es vinculante, fue adoptada el sábado por unanimidad, durante la Conferencia de Superiores Mayores.

En una declaración conocida hoy, domingo, esas órdenes católicas señalan que los abusos sexuales con niños son "horrendos" y apuntan que "esos curas o hermanos han roto los lazos de confianza que se les habían depositado. Creemos que esto duele de forma profunda".

Pero, a la vez, señalan que los sacerdotes que han podido cometer abusos son "hermanos" y que "siguen siendo un miembro de nuestra familia".

A esas órdenes católicas pertenecen 25.000 de los cerca de 46.000 sacerdotes estadounidenses.

La Conferencia Episcopal de EE.UU. elaboró en junio un conjunto de reglas sobre la conducta de los sacerdotes pederastas, que incluyen la separación de funciones pastorales (aunque no necesariamente del sacerdocio) de todo clérigo culpable de un solo acto de abuso.

Esa política debe ser todavía refrendada por el Vaticano, después de un período de prueba de dos años en este país.

Entre las principales medidas adoptadas en junio, los obispos tendrán que denunciar ante las autoridades civiles cualquier acusación de abuso sexual que reciban y no podrán exigir acuerdos de confidencialidad si los casos se solucionan fuera de los tribunales.

En los últimos meses, una ola de escándalos ha sacudido a la Iglesia católica en EE.UU., al hacerse públicos cientos de casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en las ciudades de Boston, Los Ángeles, San Luis, Miami, Filadelfia, Palm Beach, Washington, Portland, Maine y Bridgeport.

Como consecuencia, se han presentado numerosas demandas contra los sacerdotes y contra las diócesis que permitieron que los curas fueran trasladados de parroquia en parroquia durante décadas, sin que los feligreses conocieran las acusaciones en su contra.

Hasta ahora, el procedimiento tradicional para lidiar con estos casos fue el traslado de los sacerdotes acusados de abusos sexuales o su referencia a centros de tratamiento psicológico.

Algunos de ellos fueron después asignados a parroquias diferentes, donde no se conocía de su pasado, y allí continuaron las infracciones.

Desde enero, al menos 250 curas han sido destituidos o renunciaron en Estados Unidos, cuando comenzó a desvelarse el escándalo, que ha afectado especialmente a la archidiócesis de Boston (Massachusetts).
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