LONDRES.- El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, dijo el domingo que Washington quiere que se dé el ’’primer paso’’ para resolver la crisis de Irak y que ese paso es la vuelta de los inspectores de armas de la ONU a Bagdad, para evaluar la capacidad armamentística del régimen del presidente Saddam Hussein.
Los comentarios de Powell parecen contradecir la postura tomada por el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, que dijo la semana pasada que no hay ninguna razón para que vuelvan los inspectores de armas a Irak.
En declaraciones a la cadena de televisión BBC, Powell dijo que el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quiere que vuelvan los inspectores, que tuvieron que abandonar el país en diciembre de 1998.
"El Presidente ha dejado en claro que él cree que los inspectores de armas deberían volver", dijo Powell en una de las partes de la entrevista concedida a la BBC. La entrevista completa se difundirá el próximo 8 de septiembre.
"Irak ha estado violando muchas de las resoluciones de la ONU durante los Dltimos 11 años", dijo. "Así que, como un primer paso, vamos a ver lo que encuentran los inspectores", añadió.
Powell también dijo que comprendía que la comunidad internacional necesitaba más información sobre la amenaza que suponía Saddam Hussein antes de decidir lo que se debe hacer.
"Creo que el mundo tiene que tener conocimiento de la información que está disponible (sobre el tema)", dijo. "Es necesario un debate con la comunidad internacional para que todos puedan dar su opinión sobre el asunto", agregó.
División de opiniones
Los comentarios de Powell enfatizan la división de opiniones entre los llamados "halcones" del gobierno estadounidense, como Cheney y el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, que respaldan una acción militar contra Bagdad, y las voces más comedidas que se alzan en Gran Bretaña, que dcien que hacer volver a los inspectores a Irak, es la prioridad en el asunto.
Powell parece estar de lado del ministro de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, que la semana pasada insistió en que los inspectores de armas eran una prioridad en la política de Londres sobre Irak, y no el "cambio de régimen" en Bagdad que demandan Bush y Cheney.
El Primer Ministro británico, Tony Blair, está tratando de crear un punto intermedio entre las dos posturas, insistiendo en que deberían tomarse algunas acciones contra Irak, pero rechazó hacer una especificación sobre qué tipo de medidas.
Blair dijo el sábado que el mundo no podía quedarse quieto y permitir que Irak desarrollara armas de destrucción masiva en lo que definió como "flagrante" violación a las resoluciones de la ONU.
Añadió que "no hacer nada contra la ruptura de las resoluciones de la ONU no es una opción", pero acentuó que no se había tomado ninguna decisión sobre qué acción se tomaría al respecto.