MOSCU.- Rusia advirtió hoy a Estados Unidos de que un ataque a Irak puede romper la coalición antiterrorista internacional y subrayó que sólo la ONU tiene la llave para desactivar la crisis con Bagdad.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Igor Ivanov, instó a EE.UU. a no utilizar el pretexto de la guerra contra el terrorismo para hacer primar sus intereses aún a riesgo de hacer estallar la unidad internacional forjada tras los ataques del 11 de septiembre.
Desde la ciudad de Vladímir, Ivanov respondía así a la urgencia con la que el Presidente estadounidense, George Bush, y el Primer Ministro británico, Tony Blair, instaban el sábado a "eliminar" la amenaza iraquí.
"Si bajo el pretexto de combatir el terrorismo se intenta interferir en los asuntos internos de estados soberanos, no sólo se agravará la situación en las regiones donde se den tales pasos, sino que se infligirá un daño irreparable a la unidad lograda en el marco de la coalición antiterrorista internacional", advirtió.
Tras los ataques contra Nueva York y Washington, Rusia dio todo su respaldo a EE.UU. en la operación antiterrorista contra la red Al Qaeda y el régimen talibán afgano, responsabilizados por la Casa Blanca de los atentados del 11 de septiembre.
En un paso estratégico sin precedentes desde el fin de la guerra fría, Rusia aceptó el despliegue militar norteamericano en Asia Central, zona considerada su "patio trasero" y escenario natural de su expansión geopolítica desde que puso en marcha su diplomacia hace hoy dos siglos.
Pero Ivanov conmemoró el 200 aniversario de la creación del ministerio de Exteriores ruso dejando claro que la actual línea pro occidental de Rusia no implica que olvide a sus amigos de siempre, como Irak, del que Moscú ha sido un tradicional abogado.
Moscú es el principal beneficiario del programa de la ONU para Irak "petróleo por alimentos" y recientemente ha manifestado su intención de sacar adelante un ambicioso programa de cooperación con Bagdad por un monto de más de 40.000 millones de dólares.
Pese a las versiones sobre un debilitamiento de los lazos ruso-iraquíes para no dañar las buenas relaciones con Washington, Ivanov puso de manifiesto que EE.UU. no podrá arrastrar a Rusia a una operación contra Irak con la misma facilidad con la que el Kremlin dio su beneplácito a la guerra de Afganistán.
El ministro subrayó que "después del 11 de septiembre ha quedado claro que el terrorismo y otros desafíos del siglo XXI, como el crimen organizado, el tráfico de drogas y la proliferación de armas de destrucción masiva, tienen un carácter trasnacional".
Por ello, señaló, "ningún Estado, no importa cuán poderoso sea, puede resolver esos problemas por su cuenta y riesgo".
Ivanov repitió la postura del Kremlin que, según el canciller ruso, recoge el parecer de una mayoría de países en el mundo y que se resume en que la salida al conflicto iraquí sólo puede ser "política".
Insistió también en que "la ONU es la organización que debe dictar las bases legales y normativas de cualquier acción internacional".
El endurecimiento de la postura rusa sobre Irak se produjo un día después de que el ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, exigiera a Bagdad que acepte a los inspectores internacionales para comprobar las acusaciones de que el régimen de Bagdad tiene armas nucleares y químicas, o si las está fabricando.
Bagdad expulsó a los inspectores de la ONU en diciembre de 1998 y desde entonces rechaza su vuelta, argumento principal de EEUU para trazar una operación de castigo contra Sadam, al que acusa también de estar en connivencia con los terroristas del "11-S".
"Los inspectores de la ONU deben ser enviados a Irak sin condiciones previas. Una vez allí, ellos serán quienes digan si realmente Irak está fabricando armas de destrucción masiva", afirmó el ministro ruso de Defensa.
Obligado a jugar a dos cartas debido a su complicada política exterior, siempre dispuesta a congeniar con enemigos jurados entre sí, el Kremlin confía en que, en el último momento, no tenga que verse obligado a decidir entre EE.UU. e Irak.
El viceministro de Exteriores ruso, Yuri Fedótov, deseó que el caso de Irak no llegue al Consejo de Seguridad de la ONU, donde Moscú se vería obligado a vetar un ataque o a apoyarlo, y manifestó su esperanza de que Rusia, finalmente, "no tenga que definirse al respecto".