NACIONES UNIDAS.- El secretario norteamericano de Estado, Colin Powell, inició el viernes una serie de reuniones con cada uno de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, buscando respaldo a la posición de Estados Unidos para lanzar una acción militar contra Irak.
Los líderes mundiales, aliviados al jueves al saber que Estados Unidos no lanzará una acción militar inmediata contra Irak, elogiaron la oferta del Presidente George W. Bush de buscar la aprobación de la ONU antes de tratar de derrocar al Presidente Iraquí, Saddam Hussein.
Powell expresó su deseo de que la ONU apruebe una fuerte resolución sobre Irak, un país que según Estados Unidos desarrolla armas de exterminio masivo.
"Presionaré una vez más para que se trabaje en resoluciones que responsabilicen a Irak. No pueden ser resoluciones del mismo tipo que hemos visto en el pasado", dijo Powell en un programa de la cadena de televisión CBS.
"Estas deben ser resoluciones, o una resolución que tenga un plazo para cumplirse, que tenga firmes lineamientos y que sea fuerte, muy fuerte", agregó.
Powell dijo que esperaba comenzar a recibir una reacción a sus propuestas desde este viernes y "la semana próxima comienza el trabajo pesado".
En sus declaraciones, Powell agregó: "Este es un proceso que requerirá de algún tiempo, pero serán días y semanas, no meses. No se puede permitir que este problema siga pendiente sin terminarse".
Sin embargo, diplomáticos dijeron que la redacción de cualquier resolución no comenzaría al menos hasta la próxima semana, después de que los ministros regresen a sus países tras finalizar la reunión anual de la Asamblea General de la ONU.
No está claro si los llamamientos generalizados a favor de una aprobación de la ONU a un eventual ataque a Irak son una forma de disuadir a Estados Unidos de una acción militar o un medio para cubrirse políticamente antes de respaldar una guerra de Estados Unidos.
En cualquier caso, muchos países expresaron su esperanza de que un ultimátum de las Naciones Unidas obligue a Irak a permitir el reingreso de los inspectores de armas de la ONU.
Los inspectores, responsables de contabilizar las armas nucleares, químicas, biológicas y balísticas de Irak, fueron expulsados de ese país en diciembre de 1998, en la víspera de un bombardeo estadounidense-británico, y desde entonces no han podido regresar.
"Es claro para mí que las Naciones Unidas debe actuar", dijo el primer ministro noruego Kjell Magne Bondevik, cuyo país tiene un puesto en el Consejo de Seguridad. "La cuestión es cómo actuar. Espero un resultado pacífico de esto".
El embajador de Gran Bretaña en las Naciones Unidas, Sir Jeremy Greenstock, dijo: "El Presidente Bush ha decidido claramente llevar la cuestión una vez más al Consejo de Seguridad. Eso, en nuestra opinión, es una decisión importante".
"Un régimen que ha perdido su legitimidad"
Bush, en un duro discurso a la Asamblea General de 190 países, instó a las Naciones Unidas a obligar a Irak a desarmarse, y dijo que la acción sería inevitable si Bagdad no accedía a ello.
"Mi país trabajará con el Consejo de Seguridad de la ONU para lograr nuestro objetivo común", dijo Bush. "Si el régimen Iraquí nos desafía de nuevo, el mundo debe moverse con deliberación y decisión para mantenerse firme respecto a Irak".
"Trabajaremos con el Consejo de Seguridad de la ONU para las resoluciones necesarias. Pero el propósito de Estados Unidos no debería ponerse en duda", añadió. "Se aplicarán las resoluciones del Consejo de Seguridad, se conseguirán las justas demandas de paz y seguridad, o la acción será inevitable y un régimen que ha perdido su legitimidad también perderá su poder".
El viceprimer ministro de Irak, Tarek Aziz, dijo el viernes que el discurso del Presidente Bush contenía "mentiras y falsedades".
Una resolución del consejo debe tener nueve votos a favor y ningún veto de cualquiera de sus cinco miembros permanentes: Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Estados Unidos. Los otros diez miembros del Consejo son Bulgaria, Camerún, Colombia, Guinea, Irlanda, Mauricio, México, Noruega, Singapur y Siria.