WASHINGTON.- El telescopio espacial estadounidense "Chandra" y el observatorio chileno "La Campana" han revelado una sorprendente actividad de los agujeros negros "supermasivos" que podría alterar las teorías actuales sobre su naturaleza.
Científicos de los observatorios Carnegie, en Pasadena (California), afirman que esos telescopios han sextuplicado la capacidad de observación de los agujeros negros en una sola constelación galáctica en relación a lo que se creía hasta ahora.
En un artículo publicado en el número mensual de la revista "The Astrophysical Journal Letters", los astrónomos indicaron que el descubrimiento podría tener profundas implicaciones en las teorías sobre la forma en que las galaxias más antiguas alimentan el crecimiento de los agujeros negros.
A esta conclusión se llegó tras el estudio de las imágenes proporcionadas por "Chandra", de rayos X, y el telescopio de 6,5 metros del observatorio de Las Campanas.
Con un enorme poder de atracción, los agujeros negros contienen una masa equivalente a miles de millones de soles comprimidos en una región del tamaño de nuestro sistema solar. Sólo son detectables mediante la captación de sus rayos X.
El descubrimiento sugiere que los voraces agujeros negros centrales podrían ser tan comunes en las galaxias antiguas como en las más nuevas, lo cual es una sorpresa para los astrónomos, según el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA, en Huntsville (Alabama).
"Esto cambia nuestra idea de que las constelaciones galácticas eran el asilo adonde llegaban los agujeros negros más viejos y menos activos", dijo Paul Martini, astrónomo que dirigió el estudio.
Manifestó que "nuestro gran interrogante ahora es determinar cómo estos agujeros negros producen fuentes de rayos X brillantes, similares a los de galaxias más jóvenes".
"Sus rayos X pueden penetrar los gases y el polvo cósmico como atraviesan los tejidos blandos del cuerpo humano en busca de huesos fracturados", dijo Dan Kelson, científico coautor del estudio.
"Por ello es que con ’Chandra’ hemos encontrado que aun en las galaxias más antiguas que tienen estrellas de 10.000 millones de años puede haber agujeros negros centrales que atraen una enorme cantidad de polvo estelar", agregó.
Kelson indicó que hasta ahora se desconocía esa actividad, lo cual conduce a una reconsideración de las teorías sobre su naturaleza.
Los astrónomos señalan que los agujeros negros masivos son el centro de actividad de las galaxias más brillantes que se conocen como AGN (Active Galactic Nuclei).
Muchos creen ahora que todas las galaxias contienen estos agujeros negros "supermasivos", aunque son pocos los que muestran actividad.
Durante una observación de catorce horas de un conjunto galáctico conocido como Aabell 2104, a más de 700 millones de años luz de la Tierra, el grupo de astrónomos descubrió seis galaxias con una gran actividad de rayos X.
Los conjuntos galácticos contienen de centenares a miles de galaxias y son las mayores estructuras del Universo.
En general son muy viejas y de forma elíptica con una radiación rojiza, al contrario de las azules, en forma de espiral y más nuevas como la que aloja a nuestro Sistema Solar.
"Si hubiéramos dependido de los datos ópticos, no habríamos podido captar esos monstruos ocultos", dijo el astrónomo John Mulchaey.
Agregó que la presencia de esos AGN indica que los agujeros negros masivos han retenido su fuente de alimentación formada por gases y polvo cósmico.
Según el Centro Marshall de Vuelos Espaciales, la presencia de tantos AGN podría contribuir a la emisión radial e infrarroja de las constelaciones galácticas.
Hasta ahora se creía que esa emisión era un producto exclusivo de la formación de estrellas.