VARSOVIA, Polonia.- El objetivo de un ataque militar estadounidense a Irak sería el estrecho círculo de poder de Saddam Hussein y no la infraestructura civil de ese país, afirmó este lunes el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld.
Entrevistado el domingo en viaje a Polonia, Rumsfeld se negó a discutir detalle alguno de la planificación bélica de Estados Unidos, y acusó a quienes han filtrado detalles de dichos planes como gente poco informada, cuyas infidencias ponen en peligro las vidas de los soldados norteamericanos.
Rumsfeld se aprestaba a reunirse este lunes con el Presidente polaco Aleksander Kwasniewski, el primer ministro Leszek Miller y el ministro de defensa Jerzy Szmajdzinkski como preludio a dos días de conversaciones con sus colegas de otras 18 naciones de la OTAN.
Polonia se incorporó a la OTAN en 1999 y es anfitrión de la alianza por primera vez.
Los comentarios de Rumsfeld sobre los objetivos amplios de una guerra con Irak -que el Presidente norteamericano George W. Bush todavía no ha aprobado- sugieren que cualquier acción militar será muy diferente a la de la Guerra del Golfo Pérsico de 1991. En ese entonces el objetivo era expulsar las fuerzas iraquíes invasoras de Kuwait en vez quebrar el poder de Saddam.
"He dicho, y el Presidente ha dicho, que el pequeño grupo de gente que gobierna Irak y que lo ha gobernado durante muchos años ha reprimido al pueblo, y que en un sentido muy real el pueblo de ese país es cautivo de un grupo reducido de funcionarios de un gobierno dictatorial y represivo", afirmó.
"Estados Unidos no tiene, ni ha tenido nunca, problema alguno con el pueblo iraquí".
Refiriéndose a versiones de la prensa de que cualquier ataque militar estadounidense a Irak tratará de derrocar el régimen de Saddam sin causar daños extensos a la infraestructura nacional, Rumsfeld respondió que "están diciendo lo evidente".
"Obviamente nadie quiere perjudicar al pueblo de ese país", agregó. "Estamos a favor del pueblo de ese país", sentenció finalmente el personero gubernamental.
Blair intentará convencer al Parlamento inglés
Mientras, y en una reunión extraordinaria que celebrará este lunes el Gobierno británico, el Primer Ministro Tony Blair intentará convencer a sus ministros de Estado, algunos de ellos abiertamente reticentes, sobre la necesidad de actuar contra Irak.
La sesión del Ejecutivo británico se celebra un día antes de que la crisis iraquí sea debatida en la Cámara de los Comunes, donde Blair también se enfrentará a la oposición de numerosos diputados, sobre todo de su propio partido.
El Jefe de Gobierno entregará hoy a sus ministros y a los parlamentarios un documento oficial de 55 páginas sobre la capacidad armamentística del régimen de Bagdad.
Según filtraciones a la prensa, el informe detalla los esfuerzos del líder iraquí, Sadam Husein, por hacerse con un arsenal nuclear a través de una red de suministradores, y describe con fotografías los horrores que el dictador ha infligido sobre su propio pueblo con armas químicas y biológicas.
Sin embargo, como apuntan los analistas políticos, ninguno de los colaboradores de Tony Blair necesita, en realidad, ser persuadido de las ya conocidas malas artes de Hussein, sino, más bien, de la necesidad o justificación de un ataque a ese país.
Si el Primer Ministro logrará o no convencer a su equipo está aún por verse, pero lo que parece claro es que la reunión de hoy, en el número 10 de Downing Street, será de las más tensas vividas por los laboristas en el poder.
Entre los ministros más escépticos se encuentra la titular para la Cooperación y el Desarrollo, Clare Short, quien el domingo pasado manifestó que sería un "error" implicar al Reino Unido en una guerra contra el Estado iraquí.
"No podemos tener otra guerra del Golfo. No podemos hacer sufrir de nuevo al pueblo iraquí. Eso sería un error", declaró a la cadena televisiva GMTV.
Otros colaboradores del primer ministro, poco o nada convencidos sobre el asunto, son la titular de Asuntos Rurales, Margaret Beckett, y el líder del grupo laborista en la Cámara de los Comunes, Robin Cook.
Tras reunir hoy a su Gabinete, Tony Blair deberá dirigirse este martes a la Cámara de los Comunes, donde el ala izquierdista de los laboristas y el partido Liberal Demócrata en pleno se oponen a hacer la guerra a Irak.
El líder liberal demócrata, Charles Kennedy, inauguró hoy en Brighton (sureste de Inglaterra) el congreso anual de su partido, el tercero del país, con una implacable crítica a los planes de guerra de Estados Unidos y contra, también, la anunciada cooperación del Reino Unido.
Tras advertir del "imperialismo" estadounidense, Kennedy criticó la intención de Estados Unidos de derrocar el régimen de Bagdad.
Por lo que se refiere a la opinión pública, los últimos sondeos demuestran que la inmensa mayoría de los británicos sigue oponiéndose a la intervención del Reino Unido en un ataque, junto a Estados Unidos, contra Irak.
Los británicos apoyarían, sin embargo, una operación militar que fuera autorizada y respaldada por Naciones Unidas.
El próximo domingo 27, una alianza formada por varios grupos pacifistas para "detener la guerra" ha convocado una manifestación en el centro de Londres a la que, según se prevé, pueden asistir decenas de miles de personas.
De cara al debate del martes en los Comunes, un conocido diputado laborista, Alan Simpson, está haciendo circular un folleto titulado "El laborismo, contra la guerra", en el que asegura que las intenciones de Estados Unidos y el Reino Unido para invadir ese país están llenas de hipocresía y de mentiras.